viernes, 19 de noviembre de 2010

Gracias


A veces pierdo la fe en el mundo. A veces regresan los días tristes por unas horas, buscando destruirme. Entonces, miro hacia adelante y no veo nada, nada en el futuro me llama la atención, todo lo bueno me parece imposible. Entonces, el mundo es malo, es cruel, es injusto y yo no valgo nada y no puedo hacer nada para cambiarlo. Nada, nada, nada. Todo es nada. Parece que todo se hundiera en un profundo hoyo negro. Las luces no parecen brillar, todo es gris, aburrido. En esos momentos no valgo nada y nada vale la pena luchar. Se siente como si todo lo bueno terminará y que no vale la pena luchar para que no lo haga. Me siento cansada, agotada del mundo, agotada de vivir.

Es imposible que alguien me quiera cuando estoy así. Me pesa todo el cuerpo, no tengo fuerzas para moverme, ni siquiera para sonreír. Es como si todo el peso del mundo me chocara de repente y mi cuerpo no pudiera soportarlo. Entonces parezco triste, pero no lo estoy, solo estoy inmensamente cansada. Nadie podría quererme en ese estado. Me gana el pesimismo, parece como si el futuro no traerá nada bueno y que todo simplemente irá en picada y cualquier esperanza que tuve antes era pura ilusión vacía. Nadie podría quererme en momentos como ese, más bien se alejarían, molestos por mis ojos perdidos y mi falta de fuerza. Pero pronto me dí cuenta que ese "nadie" es Dante.

Me sorprendió su apoyo, su tolerancia, su cariño y su inagotable paciencia. Me sorprendió que no me dijera cosas como: "Vete a dormir y se te pasará" o "Estás exagerando". Fue una agradable sorpresa el saber que, inconscientemente, elegí a alguien con el temple para hacerme sonreír cuando ni siquiera quiero respirar. Porque es así, a veces no quiero respirar, a veces me siento demasiado cansada de la vida como para hacer el esfuerzo de permitir que ingrese aire a mis pulmones. Sin embargo, tengo a Dante. Nunca antes alguien había intentado sacarme de mi pesimismo así. No me reprimió o intentó torcer mi manera de pensar, sólo estuvo ahí conmigo recordándome que está ahí para mí. No sé cómo lo hizo pero en menos de una hora yo ya estaba sonriendo y riéndome y no sé qué pasó pero en un momento estaba desesperanzada y luego poco a poco sentía que el mundo no era tan gris y que regresaba la fe en el futuro. No sé que hizo pero se lo agradezco mucho.

Es así, algunas de mis amigas dicen que somos melosos, otros no saben/no opinan pero al final yo supongo que lo trato como él quiere que lo trate y cómo él merece que lo traten... Con excepciones, por supuesto. Es decir, yo supongo que nadie más que nosotros dos vemos realmente lo que sucede minuto a minuto en nuestra relación... ¡y eso! Yo no sé qué piensa él y él no sabe lo que yo pienso. Pero regresando a lo visible, hay momentos en los que estamos abrazados felices y momentos en los que lo largo por no haberse bañado dos días después de una construcción. Hay momentos en los que estoy contenta con él y momentos en los que me molesto. Hay momentos lovey-dovey como momentos chongueros. Es así, hay de todo en esta vida y me gusta cómo está. En verdad Dante es el mejor enamorado del mundo. Aunque es mala onda por momentos y se pasa de cochino, es demasiado lindo el 90% del tiempo. Se preocupa por mí todo el día, me trae jugo de naranja cuando tengo que tomar líquido, me prepara manzanilla, me recoge de la universidad, me acompaña, me obliga a estudiar... En fin, es el mejor de todos.
Además, es demasiado bonito tener a alguien abismalmente diferente con quien compartir todas éstas situaciones universitarias por las que paso. En especial porque Dante se esfuerza por escucharme y entenderme. Nadie se sorprende por mis limitados conocimientos sobre química, matemáticas o biología, o en todo caso no me quieren escuchar hablando sobre el trabajo que presenté o lo que aprendí en clases hoy. Excepto Dante. Debe ser porque él estudia Lite y no escucha nada "científico" desde que estaba en primer año cuando tuvo que tomar Mate I por estudios generales y aunque estoy convencida que le aburre el tener que escuchar mis descripciones sobre la respiración o tener que escuchar sobre las reacciones de los alcoholes, igual me escucha, me pregunta y me hace sentir inteligente. Es demasiado divertido explicarle sobre el ADN mitocondrial y los procesos de migración y verlo interesadísimo en el tema a pesar que estoy convencida que habían muchos términos que no había aclarado. Es demasiado bonito escuchar canciones de Calamaro y Alejandro Sanz y cantar en la sala. Es demasiado bonito tener a alguien que te acompañe en tus mejores y en tus peores momentos. Es demasiado divertido tener a alguien con quién preparar mezclas extrañas o con quién preparar postres que siempre van a estar "demasiado ricos" para él.

El otro día estaba con Dante acá en mi casa y al abrir mi blog le dije: "Quiero escribir, sólo no sé qué". Entonces él me dijo: "Escribe sobre cualquier cosa". Le dije: "Escribiré sobre ti". Aquí estoy yo escribiendo sobre él, espero haber captado por lo menos un 20% de lo increíble que es tenerlo cerca.

La imagen es sacada de aquí y es de este artista.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Sobre errores y desgracias


Es en días como éste, días grises que se sienten como domingos y que huelen a soledad, que me pongo a escrutinar mis muchos defectos. En días que tengo que estudiar química orgánica, que tengo que repasar matemáticas II, que me veo obligada a contemplar el hecho que tendré que quedarme estudiando durante el verano mientras todos se van de viaje y/o se broncean. En días cómo hoy, feriado, primero de noviembre (en dos minutos ya no lo será).

Para empezar, está mi torpeza. ¡Oh, mi increíble torpeza! ¿Quién más se tropieza con sus propios hermosos lentes morados y los rompe? ¿Quién más se tropieza con las líneas de la acera al caminar a pesar que estas sean de apenas unos milímetros de altura (o hendidura)? ¿Quién más se golpea con las perillas de las puertas cada vez que intenta entrar a un cuarto y tiene moretones en los muslos por eso? ¿Quién más carga cientos de cicatrices marcadas en la piel resultado de accidentes casi vergonzosos? Pues sí, soy torpe, muy torpe. Soy tan torpe que mi mamá me llama "clumsy". Soy tan torpe que todos saben que soy torpe y que una vez lo escribí en un essay sobre mí en sexto de primaria. Creo que la profesora pensó que tenía el auto estima en el suelo porque me llamó y me preguntó por qué pensaba eso y me dijo que yo no era torpe, que era una chica muy inteligente. La verdad es que así como me gusta el morado y tengo astigmatismo, soy torpe. Es una de esas muchas cosas que conforman lo que soy y con las que he aprendido a vivir. No sé, me he acostumbrado a coger las cosas siempre con las dos manos (que malpensable fue eso), a mirar al suelo cuando camino, a no correr por la sala para no golpearme con la mesa de vidrio, a tener cuidado al pasar por la puerta para no golpearme con la perilla. Es sólo uno de los otros rasgos de mi.

Otra desgracia: mi mala suerte. No gano ni un sólo juego de yankenpó, tampoco las battles de Pirates Ahoy (a menos que ya tengan una "táctica" deducible). Cuando necesito tomar un micro urgentemente nunca pasan o pasan tan llenos que la única forma de entrar sería que me suba al techo. Una vez tuve que esperar una hora y media por un micro y al final simplemente me regresé a mi casa. En los exámenes objetivos de matemáticas con puntos en contra siempre me pasa que las que marco pensando que están bien, siempre están mal y las que no marco porque no estoy segura de si están bien, son en realidad las que estaban bien. ¡No le atino a una! Tengo amigos que me dicen: "Es muchísimo más fácil porque con un poco de champa la haces", pero no, yo no tengo champa. La champa no existe para mi. Al contrario para mi existe la... no-champa... Mi mala suerte es tan mala que la primera vez que salí con quien ahora es mi enamorado, él chocó el carro y me pegué el susto de mi vida. Mi mala suerte es tan mala que la única vez que me intentaron enseñar a manejar apreté el acelerador en vez del freno y me traumé de por vida. ¡Ni siquiera pude adivinar esa! Nunca he ganado un premio, una rifa, ¡nada! Fui en movilidad mis 12 años en el colegio. La movilidad hacía una clase de rifa todos los meses. Multipliquemos, 12 años, 8 meses de colegio, 3 premios por rifa... ¡288 rifas! ¡Y no gané ni una!

Ahora, no todo es malo, de hecho que puedo recordar momentos en los que he tenido buena suerte. Cuando era más chiquita y mi mamá nos hacía lavar los platos a mí y a mi hermano, a veces pasaban días en los que no se lavaba porque la empleada lavó el jueves y el viernes nos fuimos a la casa de mi papá o no sé qué y por lo tanto la rutina se rompía y no sabíamos a quién  le tocaba lavar. En esos momentos mi mamá nos decía que nos la jugáramos con un yankenpó o con papelitos. Yo siempre escogía papelitos y por alguna razón la suerte me sonreía y siempre ganaba, por lo que mi hermano tenía que lavar (aunque al día siguiente igual iba a tener que lavar yo, pero el triunfo es lo que cuenta). Además de esos pequeños episodios de mi infancia, no creo haber tenido mucha suerte más. Aunque puedo decir que he tenido mucha suerte de encontrar personas tan maravillosas como las que he encontrado a lo largo de mi vida. Mi enamorado, mis amigos, parte de mi familia, la mayoría de mis compañeros del colegio y la universidad... Son todos maravillosos y ha sido una gran, gran suerte el tenerlos a mi lado.

Listo, entrada nueva. Para quitarnos el mal sabor de la ausencia y de la entrada anterior. Para quitarnos el mal sabor de la química orgánica y de las integrales parciales. Para quitarnos el mal sabor de haber tenido un fin de semana largo pero haber dormido apenas un promedio de 5 horas al día (en vez de las 9 o 12 reglamentarias). Para quitarnos el mal sabor de que es la 1 am, que dormiré 7 horas y que mañana tengo el cuatro parcial de matemáticas que lo más probable es que sea objetivo... Recordarlo ha provocado que el mal sabor vuelva.

La imagen fue sacada de aquí y es de este artista.