martes, 29 de enero de 2013

Canciones para ser feliz

Queridos lectores,

Ya no escribo tanto como antes y mis textos, cada vez más esporádicos, siempre vienen envueltos con un manto de nostalgia, melancolía y, por qué no, envidia. Sin embargo, tras tantos infortunios inventados y otros no tanto, se me ocurrió dejarles un poquito de otra parte de mí. Unas cuantas canciones de una lista larguísima que me hace sonreír. Son, entonces, canciones para ser feliz.


1. Scenic World de Beirut.



2. Vagabond de Beirut.



3. Slide de Goo Goo Dolls.



4. Raindrops de Regina Spektor.



5. Brillante sobre el mic de Fito Páez.



6. Mardy Bum de Artic Monkeys.



7. Magalenha de Sergio Mendes.




8. Lucky Ones de Lana del Rey.



9. Lover of the Light de Mumford & Sons.



10.  El Surgimiento del niño Antorcha de Kanaku y el Tigre.



Me he quedado corta de espacio. En verdad podrían ser muchas más, pero me parece que diez videos en un post es un montón. No sé por qué estas canciones me hacen feliz; algunas lo hacen por la melodía, otras por la letra y otras simplemente por el feeling o los recuerdos que me traen. En todo caso, espero que les regalen por lo menos un poquito de felicidad a ustedes también.

Tal vez cree la contraparte de este post y haga uno sobre esas canciones que son muy tristes. Es una buena idea.

sábado, 19 de enero de 2013

Seguro



Eres bella, pero no lo suficiente.

Y aunque lo fueras, ser bella no es una póliza de seguro. Ser bella no impide que te dejen y te mientan y te hagan daño. Ser bella no te salva, pero seguro hubiera ayudado en algo, ¿no?

De todas maneras, eso no te toca a ti, Laura. A ti no te toca ser bella, ni te toca la póliza de seguro, ni te toca que no te dejen, que no te mientan o que no te hagan daño. A algunos les toca y a otros no, eso lo sabes bien. Claramente, a ti no te tocó.

Tampoco te tocó olvidar. El dulce don del olvido, de cerrar los ojos y que se esfumen los agravios, de borrar de tu mente imágenes dolorosas, de perdonar y seguir tu vida con tranquilidad y sin cicatrices.

Así que recuerdas, recuerdas cada momento en que tu alma se rompió en pedazos y recuerdas el momento exacto en el que cada fibra de tu alma cayó al suelo para que él camine sobre ella y la pisotee al continuar su vida. Recuerdas, también, las horas llorando sentada en el piso buscando y recogiendo los pedazos que quedaron.

Recuerdas mucho, Laura, y no deberías.


Laura, algún día me tienes que dejar en paz.
La imagen es de aquí.