lunes, 24 de diciembre de 2012

Sofía



Ella olía a libros viejos, a casa de abuela y a nostalgia. Cuando caminaba casi podías escuchar el sonido del pasar de las páginas y a algunos hasta les daba alergia al polvo. Era un ser etéreo, eterno, que vivía en una burbuja de historias leídas y soñadas. Se escondía detrás de sus cabellos largos y de libros de autores desconocidos y olvidados hace tiempo para no tener que observar de más un mundo que no cumplía con sus expectativas. A veces, cuando el mundo parecía sacado de alguna de sus historias, sonreía hasta llorar.

Él la seguía desde que la vio sonreír por primera vez. Su amor por los libros nació con su amor por ella. Empezó a leer de a pocos novelas cortas y sencillas de las que escuchaba, solo para tener de algo de qué hablar con ella. La meta de su vida se convirtió en crearle situaciones de ensueño todos los días para hacerla sonreír hasta llorar.

Hasta que, un día, la hizo llorar todos los días porque le rompió el corazón, como en una mala novela romántica. 


Ella me cayó bien, pero toda la historia era demasiado perfecta como para mantenerla.
No se me ocurrió un nombre para el post, así que le puse el nombre que se me ocurrió para el personaje.
Ya he usado esta imagen, back in 2010, pero es muy precisa. La imagen es de aquí.

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