lunes, 29 de marzo de 2010

Ya falta poco

Si hay algo de lo que me encanta hablar es de Un Techo Para Mi País. Se acerca la construcción de Semana Santa, está a la vuelta de la esquina y yo no puedo con la emoción. Tengo tantas espectativas, tantas ideas de como será, tantos deseos que espero que se cumplan. Quiero que el día llegue ya pero al mismo tiempo no.

Explicaré mi situación. Por supuesto, como pueden ver, sólo soy humana. No soy una santa por ningún lugar por donde me vean. Cuando vi que abrían las inscripciones para la construcción al principio la alargué. "¿Qué pasa si me mandan trabajos pensando que todos vamos a vagar? ¿Qué pasa si mi mamá arregla planes geniales? ¿Qué harán mis amigos de la universidad?". De hecho que todavía me parece medio raro pensar que mis amigos se juntarán en San Bartolo y que yo tengo casa en Santa María, o sea a dos pasos y que podría pasarla fresh con ellos. O que el profe de mate o de computación pensará: "Ah, estos vagos piensan meterse la tranca de sus vidas, les mandaré una tarea bieeennn extensa para joderles la vida". O que todo el mundo se la pasará descansando y tomándose fotos mientras que yo estaré cuatro días sin ducharme construyendo una casa en Ventanilla...

Pero cuando Marina me dijo: "Queda hasta el lunes" no la pensé dos veces y fui a inscribirme. ¿Qué es una Semana Santa comparada con las muchas noches que pasará la familia durmiendo en un lugar más digno? ¿Qué son un par de fotos comparadas con ver la cara de las familias cuando ven que ya pueden instalarse en sus casas nuevas? Sólo he encontrado una satisfacción tan grande como la de construir una vez en mi vida y fue cuando gasté buena parte de mis ahorros en comprarle un regalo de navidad precioso a una amiga que se sentía rezagada por todos. Es un sentimiento tan inmenso, es una alegría que sobrepasa las barreras del "yo quiero" y "yo necesito". Ves la felicidad en sus ojos, sientes como ellos ven puertas abrirse frente a sus ojos, puertas que no veían antes o que las veían muy lejos.

Techo es más que sólo un "voy, te contruyo una casa y luego veo como puedo ayudarte a salir adelante". Para mi Techo significa esperanza y apoyo. La gente de Techo se esfuerza en mostrarle a las personas de los asentamientos que no están solos, que hay personas que están ahí preocupándose por su situación. Que a pesar que vengamos de lugares tan distintos y de estratos sociales tan distintos eso no impide que nos preocupemos por ellos y por su situación. Techo acorta distancias, rompe barreras, acerca a los sueños y brinda fe en que el futuro está al alcance de sus manos.

Aun tengo mis dudas, tengo miedo. Tengo miedo de no encontrar a nadie conocido en mi escuela. Miedo de no poder subir ni una ventana por el cerro. Miedo de estar hecha un asco al segundo día. Miedo de no poder disfrutar la construcción debidamente. Miedo de que me manden tareas que no podré hacer. Miedo de no poder compenetrarme con la familia por mi timidez. Miedo de todo. Tengo miedo y eso me hace humana.

A pesar de mis dudas algo queda irrefutable: voy a ir a contruir. Si hay algo que me hace sentir orgullosa de mi misma es el hecho que he decidido ser parte de Techo. Lo más gracioso es que eso no tiene mucho que ver conmigo per se.

sábado, 20 de marzo de 2010

Porque yo soy bien malhablada

Publiqué un pequeño comentario en la última entrada de mi co-bloggera JANIS que me hizo recordar muchas cosas tontas y raras que suelo decir. Porque, hay que admitirlo, yo siempre digo o pienso cosas tontas y raras. Ésta entrada no sólo va a ser completamente libre, va a ser medio malhablada también. Normalmente cuando escribo mis entradas me abstengo o simplemente no se me vienen a la mente todas esas lisuras o las palabras medias excéntricas que uso comunmente. El punto es que es muy posible que esta entrada esté llena de malas palabras, si no quieren leerlas pueden irse corriendo.

Hoy (o mejor dicho, ayer pues ya pasaron las doce) ha pasado de todo. He reído, he llorado. He comido y he ido al baño. He metido el pie en agua empozada y lodo. Me he bañado dos veces. Me he resbalado por el abismo. He escrito sobre asesinas. Me he convencido de nuevo que la vida si vale la pena todo el sufrimiento tonto. He hecho bromas. He dicho verdades. He mentido. He convencido a alguien que no tengo nada en contra de lo que hacen. He intentado convencerme que puedo cambiar la vida de las personas. He caminado sin zapatos por la universidad. He estado llena de lodo. He comido pescado, frijoles y arroz. He tomado jugo de mango.

Todo los días pasan cosas, así es la vida. Hoy me he dado cuenta que veo a la vida como algo con personalidad. Yo no creo en Dios ni Alá ni Brahma. Yo creo en la vida. Creo que la vida es porque es. Creo que tiene un plan para todos nosotros, que si aún estoy en ella es porque debo hacer algo antes de morir. La vida es lo que nació con todo y la que se destruirá con todo. La vida es el tiempo y el espacio, es donde estamos. La vida no te juzga, no tiene por que, sólo existe. No tiene por que quererme, no tengo por que tener favores con ella. Yo vivo como ella quiere que yo viva. Yo he nacido y debo seguir viviendo mientras esté viva para dejar una marca en el mundo y contribuir al desarrollo y a la creación de más vida. Yo creo que estoy viva y eso me hace parte de la vida y por lo tanto ella controlará mi camino hasta que llegue a donde debo llegar. Se podría decir que la vida es una mezcla de tiempo, espacio, suerte, posibilidades. La vida no es un ser superior, sólo es.

Mi mente crea muchas cosas extrañas. Como han visto, ha creado una pequeña filosofía de vida. De la misma manera crea historias, posibilidades, fantasías. Mi mente es lo más poderoso que tengo (y me la ha dado la vida). Lamentablemente, mi mente también está averiada. Parece no poder tomar buenas decisiones la mayor parte de las veces y tampoco puedo sumar. Leyeron correctamente, no se sumar. Así se me ocurre pisar lodo y deslizarme por pasto mojado. Pero no sólo se me ocurre eso, también se me ocurre pensar mierda. Sale mierda de mi mente. Mi mente está cagando.

Ahí es donde entran los duendes, los picaflores, el calentamiento global y los aliens. Por supuesto, nunca lograré pensar ni hablar tantas cojudeces como Crisje pero creo que tal vez eso sea imposible para cualquiera. Sólo Crisje puede sobrepasar sus propios límites. En fin, brotan estupideces de mi mente que no tienen nada que ver con mis alrededores. Frecuentemente me van a escuchar detenerme en el medio de una oración cualquiera y gritas: "Oh mira, ¡brilla! Luces, luces, ¡luces de colores!". Tal vez mi mente esté averiada, pero sirve bastante para inventar chistes sobre alguien siendo mas perfecto que Dios y para escribir divagaciones.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Ay, que la vida se va...




Es gracioso cómo, con el tiempo, vas perdiendo el cariño de aquellas personas que solías querer tanto y que, tal vez, aún adores también. Es comprensible que crezcas, que pase el tiempo y que los demás crezcan también. Es comprensible que todos tomemos diferentes caminos y diferentes decisiones. Pero, ¿qué pasó con todo el esfuerzo? ¿Qué pasó con todo aquello que soñamos? Dime donde lo metemos...

De pronto me ha invadido la nostalgia, una vez más. Gracias a mi amado Wikipedia he encontrado que "nostalgia" es una palabra que fue inventada en 1688 por Johannes Hofer para nombrar la condición llamada "mal de Suiza". Ésta "enfermedad" se veía más que todo en mercenarios suizos que al encontrarse en Francia o Italia extrañaban su hogar en las montañas.De ésta forma se creó la palabra nostalgia que viene del griego "nostos", que significa regreso y "algia", que significa dolor. La nostalgia es el dolor que te produce el no poder regresar a lo que has dejado atrás.

De la misma manera, siento un peso en el pecho por todo aquello que viví y que se quedó atrás. Recuerdo una vez que estaba en Santa María y le dije a mis amigas: "¿Soy yo o cada verano es más aburrido cada vez?". Por supuesto, vas creciendo y las cosas cada vez te van pareciendo menos divertidas y más ridículas. ¿Rodar por un cerrito? Pfff. ¿Escalar la pirámide de llantas del parque? Pffff. ¿Construír castillos de arena? Pfffff. Al final se iban tachando opciones para las cuales "ya estábamos muy grandes" y, ¿qué quedaba? Tomar sol, comer helados, tomar alcohol en la vía pública. Y como yo no tomo, sólo quedaba tomar sol y comer helados. Me gustaría regresar a esos tiempos cuando podía divertirme por horas con las cosas más pequeñas de la vida. Cuando podía pasar un verano entero completamente desconectada de la ciudad sin que me preocupara en lo más mínimo. Cuando me iba a dormir satisfecha porque había pasado todo el día en la playa bañándome en en mar y contruyendo castillos de arena.

Luego vino la época de los amigos. Todo lo que importaba es cuan cercano eras a tus amigos. La diversión no era diversión si no estabas con tus amigos. El mundo giraba en torno a tus amigos
Y así puede ser que haya sido la etapa en la que tenía más amigos. Con ellos me divertí y tengo mil anécdotas de risas y estupideces que se van hundiendo poco a poco en el olvido. Al final, esos amigos que tanto adoré se fueron y quedan sólo unos pocos, tres o cuatro. Por supuesto, he ganado nuevos amigos también, en especial ahora que comenzó la universidad. Pero con ellos comenzaré nuevas historias, de las historias pasadas no queda más que el diáfano recuerdo. Los amigos que estuvieron conmigo durante mis días tristes ya no están o están muy lejos. Lejos física y emocionalmente.

Y como olvidarlo, los amores. El chico que me gustó toda primaria. El chico del que se trató mi primero de secundaria. El chico que ocupó todo mi 2006 y la causa y cura de mis días tristes. El chico con el cuál tuve una relación de dos años y ocho meses. Esos amores que llevo tan cerca a mi corazón y que al mismo tiempo se sienten tan lejos. Que divertido era cuando me gustaba Alvaro en primaria. Ir al colegio con esperanzas de hablarle y mirándolo toda la clase. Esas pequeñas cosas son las que te dan esperanzas y razones para convertir cualquier día en un día genial. Ignacio que me enseñó tanto y que ahora ya no está. Su muerte dejó un gran hoyo dentro de mi que no creo poder curar nunca. Él me enseñó que ser especial está bien, que siempre puedes ser interesante y que simplemente tenías que ser tu mismo. Después vino Santiago que me enseñó tantas cosas y, a largo plazo, me dio tantas razones para quererme (aunque si lo vieran desde mi punto de vista es un tanto irónico). Y Luigi, por supuesto. Dos años y ocho meses no pasan por las puras y no podría agradecerle más por su tiempo y sus atenciones. Él fue tan paciente conmigo, soportando todas mis angustias, todos mis nervios, mis malos humores. Al final les agradezco infinitamente a los cuatro por pasar por mi vida y dejar su huella. Me da mucha pena que ya no estén conmigo, cada etapa fue buena a su manera y siempre me gusta recordarlas. Es hora de empezar nuevas etapas, si, pero esos momentos son importantes y memorables. Los extraño, a los cuatro, pero también extraño a quien yo era con cada uno de ustedes.

El pasado me trae incontables aventuras y momentos invaluables que tengo miedo que no se repitan jamás. Eso es lo que me invade más de nostalgia. El hecho que todos esos momentos y todas esas personas estén perdidas para siempre en un laberinto en el cual no las podré encontrar. El hecho que no regresarán y que yo no me volveré a sentir como me sentí con ellos nunca más. El hecho que todos se van lentamente y yo me quedo en la nada sin un lugar donde pararme con seguridad. Si mi pasado se va, ¿con qué me quedo?

Por lo menos se que me tengo a mi misma, pero eso no evita que me invada la nostalgia.

lunes, 15 de marzo de 2010

Oh, ¡hola!



Me acabo de dar cuenta que no me he presentado formalmente. Sí he escrito una pequeña presentación y supongo que de mis textos o de lo que me conocen han sacado un poco más de información sobre mí, pero me di cuenta que no he escrito una entrada completa sobre mi tema favorito: YO. Ok, esa era una broma pero si, voy a hablar acerca de mí porque es fácil.

Como ya sabrán mi nombre es Alejandra. Tengo muchos apodos, algunos me dicen Lele, otros Ale, otros Neko and so on. Mi hermano me dice "Manita" por "hermanita" y eso me parece muy tierno. Cumplo el 22 de abril, espero que me regalen algo bonito... Más les vale. Como verán, a veces digo cosas que parecen muy agresivas sin razón alguna. No se preocupen, suelen ser bromas, aunque no lo parezcan. Back to the basics, vivo en Lima, Perú y amo mi país con una pasión desenfrenada. Amo mi país y a mi gente, amo mi comida, amo la música, amo mi costa, sierra y selva. Amo pasear por la arena, amo el aire limpio de las montañas, amo el olor a humedad y árboles de la selva. En fin, amo a mi querido Perú.

¿Qué más? Soy una loca. Soy extravagante, excéntrica, extraña. Soy poco común, por lo menos en el entorno en el que crecí. Me gusta el anime y los mangas. Últimamente leo más mangas y veo menos animes. También dibujo pero eso es más algo que me enseñé a mi misma a hacer que un talento natural, por lo tanto no soy tan buena como me gustaría. Aunque, al mismo tiempo, al ser tan perfeccionista nada es tan bueno como me gustaría que sea. Soy una persona ansiosa, nerviosa y vivo angustiada. Tengo un pésimo humor y me gusta hacer comentarios sarcásticos. También me quejo por todo lo que existe, como pueden leer en este blog. En conclusión, soy rara y jodida.

Me gusta aprender, en especial sobre biología e historia. Bueno, más que historia es relaciones internacionales (international relations, como diría la Miss Sandra sobre el curso de History). La biología me parece fascinante y la encuentro fácil de aprender. Me divierto aprendiendo biología, es como si mi cerebro lo absorbiera como una esponja. También me gusta leer, mucho. Antes leía más pero ya no se que pasa, debe ser el Internet. Mi libro favorito es El Túnel, de Ernesto Sábato. De alguna manera siempre me sentí muy identificada con el personaje de Castel que buscaba a alguien que lo comprendiera y que temía que lo engañaran. Soy (o era) alguna clase de bookworm, pero antes me era mucho más fácil encontrar un libro que me atrayera. Tal vez simplemente me he vuelto más huraña con el tiempo.

He tenido mi good share de penas y dolores durante los primeros años de mi adolescencia. Por algún tiempo estuve muy perdida y no encontraba mi lugar en el mundo. Me sentía una extraña en todos lados. No soy creyente, es más, no creo en nada. Hace mucho tiempo que abandoné mis esperanzas en el Dios cristiano y nunca quise buscar otra fe. Siento que no la necesito, que no necesito que me den respuestas a todas las interrogantes, no me molesta el misterio. Al final me salvé yo sola y con algo de ayuda de otras personas. Entre ellas mi ex enamorado que a pesar que ya no estamos juntos igual reconozco que es una persona maravillosa y le agradezco por todo lo que me dio. Eso si, soy una persona agradecida. Valoro mucho lo que los demás hacen por mí.

Hay ciertas cosas graciosas que me gustan o hago y que juntas me hacen única. Arrugo la nariz cuando me río y cuando sonrío se me ven todos los dientes de arriba. No me gusta para nada, pero así es. Me río por cualquier cosa, incluso si en realidad no me da risa y mi risa puede ser muy extraña. Mis estornudos suenan gracioso y la gente suele preguntarme: "¿Acabas de estornudar? ¿ESE es tu estornudo?". Me he comido las uñas desde que tengo memoria pero desde hace como un año intento parar. Mis uñas son muy débiles y siempre se rompen. Mi piel es muy amarilla y eso me hace pensar en The Simpsons. Amo el color morado, es lo mejor que existe en el mundo. El morado puede convertir un día malo en un día divertido con sólo aparecer frente a mis ojos, de preferencia en zapatos o vestidos. Amo los zapatos y los vestidos, pero nunca me pongo ninguno de los dos (zapatos, no zapatillas o sandalias). También amo los collares y las pulseras pero desgraciadamente tampoco me los pongo. Soy algo contradictoria. Bueno, bastante.

Ahora soy una estudiante de primer ciclo de estudios generales para ciencias en la Cayetano Heredia. Tengo planeado estudiar Biología y especializarme en Ecología, aunque quién sabe lo que el destino tenga planeado para mí. Tal vez después haga un máster en Conservación y cuide mi amada amazonía. Llevo un mes soltera después de dos años y ocho meses en una relación que me enseñó mucho, pero lo más importante es que llevo un mes sola después de muchos años de depender de los demás. A pesar de eso nunca me he sentido más acompañada. Supongo que es porque, por primera vez en mi vida, me tengo a mí misma. Tengo mi confianza y mi fe. Yo sé que puedo.

sábado, 13 de marzo de 2010

A lo que no veo el punto

Si hay algo que me llega altamente es que personas que apenas conozco me hagan comentarios hostiles a través de Facebook o alguna otra red social en Internet ocultos bajo la protección de la distancia que te ofrece el Internet. Es decir, son personas que has visto una o dos veces pero que, por tener amigos en común o por querer llegarlos a conocer más, agregas como "amigos" a tu red y por lo tanto les permites tener acceso a tus updates.

Hoy encontré dos comentarios completamente randoms de una persona que vi una vez en una reunión de una amiga. La razón que la impulsó a escribir esos comentarios permanece desconocida para mí, pero sonaban más o menos como: "Yo soy una erudita de la biología y tú eres una estúpida que se cree muy inteligente así que te quiero bajar el autoestima y hacerme ver como alguien sumamente inteligente a quien no podrás parecerte nunca". Nunca comprendí de donde demonios sacó que me estaba creyendo lo máximo pues en la conversación que estaba teniendo con mi amiga (donde ella se entrometió) sólo habían algunas bromas sobre los cursos de estudios generales que tengo. Y tampoco entiendo de dónde viene al caso que ella tenga una "gran sabiduría" sobre biología. Simplemente me quedé anonadada, pensando en si en algún momento de mi conversación la había insultado como para que ella salte a intentar burlarse de mí. Y luego me pregunté si aquella persona habría estado rummaging mi profile leyendo cada comentario. CREEPY.

Lo que quiero decir es: Incluso si alguien te cae mal, ¿hay necesidad de stalkear su página y dejar comentarios hostiles? En serio, si odias a alguien, ¿no es mejor simplemente no mirar lo que hace para no arruinarte el hígado?  ¿Cuál es la necesidad de dejar comentarios en un tono feo en las páginas de los demás? ¿Acaso los hace sentirse superiores? Algo como: "Yo te dejo un comentario en el que se deduzca que siento que soy mejor que tú por lo tanto, si lo dice en el comentario, lo soy". SERIOUSLY. A mí no me importa si se sienten mejores que yo. Yo estudio y hago lo mejor posible por ser una ciudadana responsable y valiosa y por ayudar a mi madre en lo que sea que necesite de la misma manera en la que ella se ha sacrificado por mí. No me importa nada más. No me importa si tu tienes una corona de oro en la que diga "Yo soy la reina del mundo", no me importa si te limpias el poto con el papel higiénico más fino del mercado y definitivamente no me importa si tu autoestima llega hasta las galaxias más lejanas. Yo vivo mi vida por mí y por mi madre, de la manera que mejor me parezca e intentando hacer el mayor bien posible para poder impulsar a mi amado país hacia adelante. Tus comentarios NO están incluidos ahí.

Gracias por tu comprensión querido cualquiera-que-me-haya-dejado-comentarios-hostiles-durante-mi-vida. Espero que no me vuelvas a dejar ningún otro comentario hostil.

viernes, 12 de marzo de 2010

Y siguen las sorpresas

Por supuesto, no es suficiente que me rompan los esquemas ni que nuestros padres hayan estudiado juntos, TAMBIÉN tenía que vivir cerca a mi casa.

Hace mucho tiempo que no encontraba tantas gratas sorpresas en tan poco tiempo. Mi primera semana en la universidad ha acabado y ha sido más de lo que pude pedir. Obviamente, matemáticas ha sido definitivamente más difícil de lo que hubiera pedido en mi vida, pero en general todo ha sido muchísimo mas interesante.

La gente es increíble. He conocido personas divertidísimas, gente que me ha hecho reír de inmediato. No se por qué pensé que mis épocas de risas por idioteces habían acabado con el colegio. Por supuesto, ya no tendré a Claudio que me haga reír con sólo decir "servilleta" o "plátano", pero encontré a otras personas que me hicieron reír con "cuso" y "caco".  De la misma manera pensé que nunca más tendría con quién gritarle al mundo que el anime no es para nada infantil y que en realidad hay muchos animes muy profundos y muy dramáticos. Y también pensé que no encontraría a nadie tan caring y dulce que me ayude cuando lo necesite como las chicas de mi prom. Pero, ya ven, la gente de mi grupo es genial, es inédita.

Las clases son largas pero son interesantes. Matemáticas es tan difícil como siempre pero me esfuerzo por corregir todas esas cosas que aprendí a hacer mal y que cargo ahora como un estigma. Computación es interesante pero simplemente no entiendo a dónde vamos a llegar con aprender a cambiar números del sistema octal al sistema binario. Supongo que eventualmente el profesor tendrá un plan escondido y nos volverá genios... o algo así. Química es fácil, por ahora. El laboratorio fue muy divertido y los chicos de mi mesa fueron simplemente geniales y los chicos de la mesa de adelante fueron graciosísimos. Lo único que no me hizo nada de gracia fue el paso después de los experimentos. Lengua es divertido, como siempre. Dudo que en algún momento de mi vida odie escribir. Excepto con la Miss Charmian y sus dos mil essays para "practicar" para los AS, tampoco sean abusivos. Intentar escribir palabras de origen anglosajón en español ha probado ser más difícil de lo que podría haber imaginado. ¿Sabían que bluejean en español se escribe "bluyín"? No te malees. Y por último ciencias sociales, que es fácil pero trabajar en grupo no es lo mío, para nada. Y tampoco ayuda que la profesora tenga voz chillona y que sus uñas estén pintadas de bright pink.

En fin, la universidad me ha dejado una buena impresión. La gente es sociable y divertida (lo contrario a mi) y las clases son interesantes. Hasta ahora no me he quedado dormida en ninguna y eso significa mucho.

Ps. Me he dado cuenta que he escrito la palabra "interesante" muchas veces en ésta entrada. Medio gracioso.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Rómpeme los esquemas, no más.



Es bastante gracioso cuando uno se acostumbra a algo tanto que lo siente como completamente verdadero pero luego algo sucede y, con grata sorpresa, se da cuenta que aquello a lo que se acostumbró no era tanto así. Por supuesto, en un principio no tenemos que acostumbrarnos a nada ni aceptarlo como verdad absoluta porque eso sería negar la naturaleza inestable de la vida. Pero hay que admitir que acostumbrarse a algo nos hace sentir seguros, nos hace sentir que el piso bajo nuestros pies no se está moviendo constantemente, que tenemos un lugar al cual pertenecemos y al cual regresar.

Hoy, con grata sorpresa, me di cuenta que tal vez no soy tan extraña como me han hecho pensar durante todos estos años. Siempre pensé que formaba parte de alguna clase de minoría excluida y que nunca llegaría a ser normal o aceptada abiertamente por los demás. Por supuesto, esto no significa que me haya sentido triste y deprimida toda mi infancia, ¡claro que no! Sólo que siempre pensé que la gente tendría que aprender a quererme, que ya que yo era tan extraña su primera reacción sería de rechazo pero que, luego, podrían aprender a quererme por más extraña que sea. En efecto, a pesar de que las personas solían dirigirse a mi con cautela, con el pasar del tiempo se fueron acostumbrado a mi peculiaridad y presencia. En vez de recibir malas miradas recibía risas y palabras como "¡Ay, Ale!" o "¡Tú siempre con tus comentarios sarcásticos!". Me acostumbré a este tipo de actitud de parte de las personas y decidí que presentarme a mi misma sin máscaras pero gradualmente sería la mejor opción para no ahuyentar a las personas nuevas.

Tal vez me equivoqué o tal vez, como me lo dijeron muchas veces, la universidad sí es un entorno completamente diferente al que se encontraba en el colegio. ¿No entienden a qué me refiero? Pues aquí va la historia:
Hoy tuvimos clase de Lengua I de 4 a 6 de la tarde. Yo no había hecho la tarea (¡oh, que sorpresa! Tengo que dejar estos malos hábitos) y estaba muy nerviosa porque estaban llamando a todos de tres en tres para presentarla. Mientras pensaba en cómo se lo diría al profesor, me llamaron la atención partes de las conversaciones de los demás. "¿Han visto Bokura ga Ita?", "Es que se trata de dos chicas que se llaman Nana pero son completamente diferentes", "¿Kare Kano? Sí, me suena...". Y a mi por supuesto que me sonaba. Todas esas series (y ciertas cosas más) habían sido las razones por las cuales yo había sido excluida por tanto tiempo por mis compañeros. Todas estas series que a mí me gustaban tanto pero que no habían sido comprendidas por las personas de mi colegio estaban siendo mencionadas ahí, en el aula 202 durante la clase de Lengua I. Al final, tras haberle dicho al profesor que había olvidado hacer la tarea, pude prestar más atención a aquellas conversaciones. Efectivamente, a muchas de las personas de mi grupo les gusta el anime. Y lo más gracioso es que parecía que les gusta bastante, como a mí. Hablaron de todos los animes habidos y por haber, Carolina recordaba con exactitud cada capítulo de Pokemon, se quejaron de cómo malograban buenos animes de nuestra infancia al crear temporadas "más modernas". Hasta recordaron con rabia el final de "Supercampeones" donde Oliver despierta para darse cuenta de que toda su carrera futbolística fue un sueño y que, en realidad, le habían amputado las piernas (lo se, muy dramático). En algún momento me uní a la conversación y al final me invitaron a formar parte de su "grupo". Por supuesto, no supe qué responder porque esta clase de formación de grupos y de jerarquías simplemente es "highschool all over again".

En fin, el punto es que descubrí que al final no soy tan rara y que sí hay gente con quien puedo compartir gustos sin que ellos sean realmente parecidos a mí. Es decir, no creo que yo iría a la universidad en minifalda ni forraría mis cuadernos con fotos mías y de mis amigas pero igual puedo conversar con gente que sí lo hace sin que halla una barrera abismal entre nosotros. Y de la misma forma yo no podría pedirles que amen el morado ni que tengan cuentas en todas las páginas del internet.

Sinceramente, estoy sorprendida. Nunca imaginé que en aquél lugar que me resultaba tan atemorizante y hostil fuera a encontrar personas que rompieran mis esquemas tan fácilmente.

Ps. Saqué la imagen de Internet, no poseo ningún derecho sobre ella.

martes, 9 de marzo de 2010

1 + 1, ¿no?

Si hay un curso que DETESTO es matemáticas. Bueno, y educación física también pero ya no llevo eso. Sin embargo, las matemáticas me van a perseguir toda mi vida, a donde vaya. Comprendo vagamente su importancia, sé que no debo ser floja y pensar. Pero no me pueden pedir que me guste algo tan horrendo. Está bien, acepto que están en todos lados y que nos enseñan disciplina pero, ¿tenían que hacerlas tan complicadas?

Probablemente lo que me produce más disgusto hacia ellas es la facilidad con la que me equivoco. Las probabilidades están en un 50-50, o tienes la respuesta bien o está mal. No hay más. Esa fatalidad, esa cercanía minúscula entre el pasar el examen o jalar me molesta. Ese blanco o negro. Sólo en las matemáticas encuentro éste blanco o negro tan marcado. No todo tiene que ser siempre blanco o negro, también hay gris o... qué sé yo, rojo. O más aún, MORADO. Ni siquiera los aproximados cuentan, tiene que ser exacto. Exacto y perfecto. Lo lamento, no soy perfecta.

Considerando que mi habilidad matemática es nula, sino negativa, aquella perfección me saca de quicio. Si tan solo pudiera florear, adivinar, inventar algo que me ayude a pasar el curso. ¡Si hubiera algo que pudiera salvarme! "Estudia", dirán algunos. Pero, ¿cómo estudiar cuando no entiendes nada de lo que debes estudiar? ¿Lo lees y relees hasta que te sepas toda la teoría? Al final la teoría no es nada cuando te falta aquella "imaginación matemática" que te debe decir qué hacer después. ¿Factorizar? ¿Multiplicar por algún valor? ¿Potenciarlo al cubo? Yo no sé, mi imaginación se limita a inventar historias tontas sobre duendes. Y mis duendes no resuelven operaciones matemáticas, de eso estoy segura.

lunes, 8 de marzo de 2010

Primer dia en la universidad, dice

Nunca hubiera imaginado que mi primer día de universidad pudiera ser tan desastroso. Bueno, sí. Imaginé que se darían cuenta que estaba entrando a Facebook durante la clase de computación o que se reirían de mí si llegaba a dormirme en clase o que tal vez no hubiera sabido a donde ir y me gritaran.

Al final, fue muy extraño. Para empezar que me puse unas botas nuevas que pensé que me serían más cómodas para caminar en vez de mis Havaianas. Grave error. Unas cuadras hacia el paradero me demostraron que esos botines para caminar no eran exactamente ideales para caminar. Ahora tengo ampollas gigantes en los tobillos y me duele mucho.

Luego, al entrar a mi primera clase de Computación pasaron lista y, ¡oh sorpresa! Obviamente yo no estaba. "Pero si en el papel que me dieron la otra vez decía que yo era grupo 1... Hmmm esto no está bien" pensé. El profesor dijo que no importaba pero que para la próxima clase que nos tocara tendríamos que ir con nuestro grupo correcto (eramos 4 ó 5 perdidos). Desesperada, busqué a que grupo pertenecía pero no decía en el Intranet, el profesor de turno tampoco sabía y no tenía a nadie más a quien preguntarle. Así que mandé un mail a la Secretaría Académica y pedí a algún ser superior que me lo respondan durante la clase de Computación (para que pueda chequear, pues). ¿Cómo me metí en éste lío? Es medio complicado... Cuando me matriculé no sabía a qué grupo debía meterme entonces simplemente marqué "3". Tonta yo, no me di cuenta que el horario estaba pegado al costado y que yo tenía que ELEGIR el horario que más me gustara de acuerdo a los grupos. Recién me doy cuenta de eso ahora que estoy escribiendo. Pues marqué tres y me olvidé del asunto. Fastforward desde ahí. El lunes pasado hubo un "Taller de Inducción". En ese taller me dieron una hoja en la que decía que yo estaba en el grupo 1. "Yaayy," pensé. "¡Voy a estar con mis amigas!" (meaning Jessica). Pues yo feliz con mi grupo 1. Fastforward a hoy. Entro a la clase de grupo 1 y no soy grupo 1. ¡¿QUÉ?! ¡¿ES BROMA?! No, no es broma. De aquí retomamos a donde dejé la historia para explicar, ¿en qué iba? Ah, en el mail. Pues la dichosa Secretaría Académica no me respondió. Durante el principio de la hora de almuerzo una tal "Doctora Rosa ALGO" nos estaba hablando sobre reglas de convivencia en el campus. Le pregunté si sabía alguna manera de averiguar mi grupo pero básicamente me dijo: "No tengo idea y no sé quien te pueda ayudar y no sé dónde te pueden ayudar y no me interesa". BITCH. Entonces, angustiada, fui a sentarme en el pasto con Jessica y a comer chifles. Tocaba entrar a clase de nuevo y yo no sabía a donde ir. Pregunté en el grupo dos si estaba en la lista pero al parecer "estaban tan ocupados" (entre comillas porque en realidad no estaban para nada ocupados) que ni me miraron (a pesar de que el profesor me dijo "sí, aquí tengo la lista, ahorita te busco"). Nunca averigüé si estaba en el grupo dos o no. Luego terminé vagando de aquí para allá en el campus, buscando a alguien que pudiera ayudarme pero no había nadie. Hasta que me cansé y seguí a los chicos del grupo 3 que subieron a la biblioteca para terminar la tarea de computación. Decidí que ya que no estaba ganando nada al vagar por la universidad podía invertir mi tiempo en algo más productivo. Ahí fue que decidí ver si me habían respondido el mail y, en efecto, había un mensaje nuevo en mi bandeja de entrada. Yo pertenecía al grupo 3.

Listo, lo del grupo estaba solucionado. Me quedé leyendo Harry Potter y a las cuatro bajé a ver si teníamos examen de matemáticas. De nuevo corriendo de un lado al otro pero esta vez con un señor que intentaba ayudarme a ver si tenía examen o no. Pues no, no tenía examen y si lo hubiera sabido antes hubiera estado en mi casa dos milagrosas horas antes.

On top of that
cruzó una duda por mi mente. ¿Entregué la ficha del seguro? Creo que no. Y, ¿si no lo hice? Estoy casi segura que el pago del seguro estaba en la matrícula. ¿pagamos por las puras? Ah, no. Abrí mi mail y encontré el mail de Secretaría Académica que decía que el seguro no era obligatorio. Bueno, eso me saca un peso de encima.

¿Qué otra cosa me preocupaba? El material de matemáticas. Como estuve tan confundida hoy con todas las clases y los grupos falté a mi clase de matemáticas y no recibí el material. Además que creo que mandaron tarea de la cual yo no tengo idea... ni libro. Tengo miedo de no saber nada de matemáticas como nunca he sabido y jalar. Si jalo fui, si tengo que esperar un año para retomar el curso fui. Tengo mucho, mucho miedo.

La única clase que hice hoy (por la confusión y todo) fue Computación. Dos horas seguidas de Computación. Me encontré a mi misma sentada delante de la pequeña netbook de Lenovo por dos largas horas. Durante la primera hora logré mantenerme despierta usando Facebook y Dailybooth pero durante la segunda hora decidí que era mejor atender la clase tras varias quejas de Vanessa. El profesor nos estaba explicando la historia de las computadoras. Cómo las computadoras habían pasado por cuatro generaciones, cuál fue la primera computadora electrónica, etc, etc. Estaba cabeceando, nunca había encontrado una clase de computación tan aburrida. No les pido que me enseñen a usar Office, porque ya sé. Pero, ¿de que me va a servir saber la historia de las computadoras?

Hoy fue difícil pero por lo menos me ayudó a entender dónde estaba parada. Ya veremos cómo será mañana.

domingo, 7 de marzo de 2010

Pucha, me mudo pues

Oh sí, ¡qué emoción! Mi mami está toda emocionada por la mudanza y me lo ha contagiado. Hoy fuimos a grab a bite al Jockey y, por coincidencias de la vida, fue lo último que hicimos.

Primero fuimos a mirar tiendas porque, o-bvio, necesitamos zapatos nuevos. No, en serio necesito zapatos nuevos, ¿no me quieren regalar unas bonitas DCs, Roxys o Etnies? Pero al final son muy caros o mi mamá dicen que son de poliomelítico y pues me quedé sin tabas una vez más. Después nos fuimos a ver ropa, eso es infaltable cada vez que vamos al Jockey. Ropa, ropa, ropa. Por lo general no compramos nada pero miramos todo... y lo criticamos. No compramos nada (once more) y subimos al tercer piso.

El piso de electrodomésticos, muebles y todas esas cosas es el paraíso de mi mamá. Creo que podría incluso gustarle más que los zapatos raros. En fin, habían cosas swirly y cajas moradas que me gustaron mucho. Eran como para hacerle click a "Like" debajo suyo (Facebook está incrustado en mi mente). Mi mami dijo que me compraría un espejo entero para ponerlo en mi baño y para que pueda ver lo linda que soy, CHIS-TE. Luego mi mamá se puso a mirar las cocinas, está determinada a comprar una que tenga una hornilla central de tres anillos para poder cocinar con el wok que comprará. A veces creo que mi mamá se proyecta mucho, pero estoy segura que tendrá su cocina y eventualmente también su wok.

Al final terminamos en el Food Court y me compré mi buen combo clásico de Bembos. Lamentablemente me dijeron: "¿Quieres papas y gaseosa grandes?" y yo, pensando en cualquier otra cosa, respondí que sí. Ahora tengo un vaso gigantesco de Coca Cola que aún no termino y que, estoy segura, no me dejará dormir hoy hasta altas horas de la noche.

Bien, ¿cuál era el punto de esto? Ah, cierto, está en el título. ¡Me voy a mudar! El edificio aún no está terminado pero yo ya me estoy emocionando. Especialmente porque hoy hubo una JARANASA en el departamento debajo del mío donde cantaron música criolla hasta el punto de hacerme desear no ser peruana. No es que no me guste la música criolla pero ya era demasiado, pregúntenle a Marina. ¿Qué tan alta pueden poner la música en un departamento de 140 metros cuadrados?

Éste edificio queda cerca de Benavides y de acá puedo tomar micros hacia cualquier parte de Lima y además tengo parques por todos lados y tiendas. El nuevo edificio no quedará cerca de una avenida tan versátil como Benavides, pero quedará a dos cuadras del centro comercial Caminos del Inca, how cool is that? Ché-ve-re. Pues parece que todo esto de embarcarnos en esta aventura de mudarnos va a ser divertido, tendré baño en mi cuarto y voy a pintar mis paredes con swirly stencils. Adivinen de que color. Sí, MORADO.

sábado, 6 de marzo de 2010

A bailar

Muy bien, lo admito, fue completamente mi culpa y ahora dedicaré este bello espacio para quejarme sobre ello. Por favor, NO dejen comentarios que digan "te saldrá lindo", "ya te va a salir" o "tu te metiste en eso".

Decidí aceptar la invitación de mis amigas a bailar en el próximo Otaku Fest con ellas una canción de un grupo de pop coreano. La canción se llama Gee y es cantada por Girls Generation SNSD y yo bailaré como Yuri (aunque yo quería a Sunny o, bueno, a cualquier otra CHINA). Bueno, todo tranquilo hasta ahí, ¿no? PUES, NO. Tengo pánico escénico y cuando me paro delante de muchas personas me congelo inmediatamente. No importa cuánto me haya preparado mentalmente para ese momento siempre es más aterrador de lo que pensé. Eso me pasó en el Fashion Show en el colegio. Repetí lo que debía hacer mil veces en mi cabeza antes de salir pero una vez que vi las luces brillantes apuntándome, mi cabeza quedó totalmente en blanco y sentí como si me fuera a desmayar en cualquier momento. Después de algunos segundos parada como una idiota contemplado la situación recordé por que estaba ahí y qué debía hacer, solo... No lo hice correctamente. Olvidé marcar, caminé muy rápido y estaba cercana a las lágrimas. Por supuesto, tampoco ayudó que por alguna extraña razón el diseñador me había puesto la ropa más fea de TODO el desfile, pero bueno... El punto es que mi pánico escénico es superior a mi deseo de hacer algo divertido con mis amigas.

Y claro, no termina ahí. Casualmente, el baile es muy rápido y con movimientos que incluso después de haberlo visto aproximadamente 20 veces siguen pareciéndome imposibles para un ser humano normal. Es decir, no sólo debo bailar delante de decenas (si no cientos) de personas, sino también tengo que hacerlo rápido y de forma extraña. No digo que no me guste el baile; es más, la canción es súper pegajosa y me parece digno de admiración que esas chicas puedan bailar así pero YO NO. Además, como las desgracias no vienen solas, me tocó la "china sexy", es decir, la que sale adelante y hace su buen movimiento sensual. ¡OH NO! ¿Sensual y Lele? Hmm... No creo que vayan juntos.

En fin, presiento que esta aventura tendrá un final desastroso pero ya tomé mi decisión y las nueve chinas ya han sido escogidas. Lamentablemente, sólo me queda practicar, intentar, hacer el ridículo y reírme de ello... Si es que puedo.

Ps. Ay, ¡cómo me gusta quejarme! Yo sería la china de verde que empieza a la derecha.

viernes, 5 de marzo de 2010

Ay, ¿qué haces ahí?

Yo se que esto es un tema extraño del cual hablar pero les pido su completa tolerancia y comprensión.

Si hay algo que detesto en este planeta es ENCONTRAR POLILLAS EN LA DUCHA CUANDO ENTRO A DUCHARME. Sí, leyeron correctamente: hablaré de por qué me molesta encontrar polillas y mosquitas paradas en las paredes de la ducha cuando entro a ducharme. No pasa siempre, por supuesto, no es como si mi casa estuviera permanentemente asquerosa y las moscas estuvieran comiendo porquería de las paredes de mi ducha. De vez en cuando, al entrar a la ducha encuentro que hay una polilla parada por ahí o un bicho que no sé qué será pero parece una mosquita muy chiquita de alas grandes y grises. Me desespero tanto al verlas, me invade tanta ira que simplemente prendo el agua, las mojo y las veo ser arrastradas hacia el desagüe.

¿Por qué habría de molestarme tanto con estos pobres e inocentes animalillos? Hay dos razones mayores:
- Primero, porque siento que me observan y yo no quiero que me miren sin ropa. Cada vez que los veo parados ahí me pregunto si comprenderán lo que están viendo (si es que por lo menos me miran), si saben que hay una persona calata entrando a la ducha para ducharse. Me pone nerviosa pensar que sí y que pueden estar parados ahí a propósito. No se sabe la capacidad de comprensión de los insectos.
- Segundo, porque me siento atrapada. Si decidiera ignorarlos y sólo ducharme en su prescencia, esperando a que se vayan cuando quieran, me encontraría encerrada en un cuadrado de 1 metro por 1 metro con un bicho que podría saltar a atacarme en cualquier momento. Normalmente no le tengo miedo a los insectos pero si siento que se están dirigiendo directamente hacia mi o es posible que lo hagan me pongo muy nerviosa. Entonces el estar encerrada sin escapatoria de esos animales no me gusta para nada.

Es loco y es tonto pero hoy entré a la ducha y me encontré con una polilla parada en la pared. Se me cruzaron mil cosas por la cabeza, entre ellas escribir esta entrada al blog, y luego la mojé y vi como era arrastrada al desagüe.

Así comienzan las cosas



¿Cómo empezar este blog nuevo? Bueno, antes que nada, hola. Me llamo Alejandra pero me pueden decir Lele y tengo 17 años. Cumplo 18 en abril y estoy aterrada, no quiero seguir creciendo. Mentira, no me pueden decir Lele, búsquense un nuevo apodo para mí y luego me cuentan.

Mi intención al crear este blog es crear un espacio sin temas ni pretensión alguna donde pueda escribir alguna inspiración momentánea o simplemente recontar lo sucedido durante el día. ¿Cómo que "sin temas ni pretensión alguna"? Pues verán, yo he tenido muchos blogs durante mis años "teens", podría contar cuatro o cinco. El problema es que creé algunos con un tema específico entonces al querer escribir algo que no encajaba con el tema no tenía donde y al final el blog quedaba abandonado. Lo mismo sucedía al pretender escribir en una clase de estilo o escribir sólo artículos. Al final, cuando quería escribir algo diferente o en un estilo más "lighthearted" simplemente no encajaba y el blog se quedaba sin entradas.

Por esta razón estoy creando este espacio libre, un espacio donde no tenga que preocuparme de los temas o de la manera de escribir. Será un espacio donde las ideas podrán correr libres y sin ataduras, como niñitos calatos alrededor de la piscina en verano. Si, leyeron correctamente, niñitos calatos. Por lo menos eso hacían mis hermanitos antes que les entrara el pudor como un virus que inhibe la diversión.

¿Algo más sobre mi? Empiezo mi primer ciclo en la Cayetano Heredia el lunes que viene (lunes 8), me muero de miedo pero se que algún día seré una gran bióloga y salvaré al mundo. Suelo decir cosas muy extrañas y por eso la gente me mira raro pero algunas personas han aprendido a reírse y a quererme así (muy pocas, la verdad). Me gusta mucho el color morado, es casi una obsesión enferma y atemorizante (ok, nunca tanto). A su vez, me gusta la fotografía y la ropa interesante pero no me gusta mucho la fotografía de moda (irónico, ¿eh?).

Al final, soy un laberinto de contradicciones e ideas que no encuentran su principio ni su final. Pero soy yo y me encanta serlo.