lunes, 29 de marzo de 2010

Ya falta poco

Si hay algo de lo que me encanta hablar es de Un Techo Para Mi País. Se acerca la construcción de Semana Santa, está a la vuelta de la esquina y yo no puedo con la emoción. Tengo tantas espectativas, tantas ideas de como será, tantos deseos que espero que se cumplan. Quiero que el día llegue ya pero al mismo tiempo no.

Explicaré mi situación. Por supuesto, como pueden ver, sólo soy humana. No soy una santa por ningún lugar por donde me vean. Cuando vi que abrían las inscripciones para la construcción al principio la alargué. "¿Qué pasa si me mandan trabajos pensando que todos vamos a vagar? ¿Qué pasa si mi mamá arregla planes geniales? ¿Qué harán mis amigos de la universidad?". De hecho que todavía me parece medio raro pensar que mis amigos se juntarán en San Bartolo y que yo tengo casa en Santa María, o sea a dos pasos y que podría pasarla fresh con ellos. O que el profe de mate o de computación pensará: "Ah, estos vagos piensan meterse la tranca de sus vidas, les mandaré una tarea bieeennn extensa para joderles la vida". O que todo el mundo se la pasará descansando y tomándose fotos mientras que yo estaré cuatro días sin ducharme construyendo una casa en Ventanilla...

Pero cuando Marina me dijo: "Queda hasta el lunes" no la pensé dos veces y fui a inscribirme. ¿Qué es una Semana Santa comparada con las muchas noches que pasará la familia durmiendo en un lugar más digno? ¿Qué son un par de fotos comparadas con ver la cara de las familias cuando ven que ya pueden instalarse en sus casas nuevas? Sólo he encontrado una satisfacción tan grande como la de construir una vez en mi vida y fue cuando gasté buena parte de mis ahorros en comprarle un regalo de navidad precioso a una amiga que se sentía rezagada por todos. Es un sentimiento tan inmenso, es una alegría que sobrepasa las barreras del "yo quiero" y "yo necesito". Ves la felicidad en sus ojos, sientes como ellos ven puertas abrirse frente a sus ojos, puertas que no veían antes o que las veían muy lejos.

Techo es más que sólo un "voy, te contruyo una casa y luego veo como puedo ayudarte a salir adelante". Para mi Techo significa esperanza y apoyo. La gente de Techo se esfuerza en mostrarle a las personas de los asentamientos que no están solos, que hay personas que están ahí preocupándose por su situación. Que a pesar que vengamos de lugares tan distintos y de estratos sociales tan distintos eso no impide que nos preocupemos por ellos y por su situación. Techo acorta distancias, rompe barreras, acerca a los sueños y brinda fe en que el futuro está al alcance de sus manos.

Aun tengo mis dudas, tengo miedo. Tengo miedo de no encontrar a nadie conocido en mi escuela. Miedo de no poder subir ni una ventana por el cerro. Miedo de estar hecha un asco al segundo día. Miedo de no poder disfrutar la construcción debidamente. Miedo de que me manden tareas que no podré hacer. Miedo de no poder compenetrarme con la familia por mi timidez. Miedo de todo. Tengo miedo y eso me hace humana.

A pesar de mis dudas algo queda irrefutable: voy a ir a contruir. Si hay algo que me hace sentir orgullosa de mi misma es el hecho que he decidido ser parte de Techo. Lo más gracioso es que eso no tiene mucho que ver conmigo per se.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribes bien, tienes los pies sobre la tierra, pero si hay algo que me descoloca es que a veces puedes hablar de cosas muy profundas, otras simplemente me pareces una snob hablando de zapatillas y de tus amigos tucos

Lele dijo...

Hablo de mi dia a dia y como en mi dia a dia puedo encontrar cosas profundas de las cuales reflexionar tambien encuentro zapatillas y amigos. Este es un espacio sin pretensiones y yo no voy a pretender que no me gustaria tener un par de zapatillas ni que tengo amigos... segun tu "tucos"... lo que sea que eso signifique.

Kyon Hitsugaya. dijo...

Estoy orgulloso de ti o-o
sigue asi ª-ª