jueves, 28 de octubre de 2010

Inseguridades máximas


No, no te cuestiono, no tengo por qué. Sí cuestiono, pero no es sobre eso. No, yo sé que me amas, eso no es lo que cuestiono. Es que lo sé pero no lo entiendo. ¿Me entiendes? Lo sé, lo tengo presente, lo veo y lo siento. Lo veo y lo siento en cada abrazo y cada vez que me miras a los ojos, pero no lo entiendo.

No me entiendas. Nunca. Jamás me entiendas. Es un juego muy oscuro para entrar en él. Es un laberinto de paredes altas y mohosas. No te pierdas en entenderme, no lo lograrás. Entenderme es pasarse de curioso, es como cuando me quemé toda la palma de la mano por tocar esa máquina para reparar llantas. Es quemarse casi a propósito.

A propósito es que escribo esto, que no te respondo, que me quedo callada y miro hacia un punto y "no pasa nada", "¿en serio?", "en serio, no te preocupes". A propósito es que divago, que siento un peso tan grande adentro y que me pierdo intentando entenderme a mí misma. Busco respuestas y no las encuentro porque no te entiendo. Es casi a propósito que me comparo, que me torturo, que intento ver en mí lo que veo en los demás y fallo. Ay, ojalá fuera todo lo que quiero ser.

Yo no te comprendo. No entiendo el cariño que sientes, no entiendo las razones. Me pierdo intentando entenderlas. Te confundes, pero yo estoy más confundida. No te entiendo, no entiendo nada. No veo lo que ves, no sé de qué me hablas. Tú no me comparas, ¿o sí? Yo sí me comparo y no entiendo tus decisiones. ¿Cuándo decides quedarte? ¿Cuándo te irás y por qué? Éste es un juego imposible y es casi a propósito que entraste a él y es casi a propósito que te quedas jugando. Ahora, ¿qué hacemos? Estoy agotada hasta de mí misma.


Exceso de presión.
La foto es sacada de aquí y es de este artista.