viernes, 29 de junio de 2012

¿Quién es Laura?



Laura es una chica, una mujer joven de edad indeterminada. Ella tiene dos brazos, dos piernas, dos manos, dos pies, dos ojos, dos orejas y demás fracciones del cuerpo humano en proporciones normales.

Laura estudia, tal vez trabaje, pero probablemente no porque le falta el tiempo. Estudia algo que la rete, algo que considera complicado pero que le da sentido y dirección a su vida. A veces se cansa y se frustra y quiere tirar todo por la borda y buscar un camino más fácil, pero no lo hace porque siente que no hay otro camino para ella. Laura no se rinde, nunca.

Laura no es una chica de muchos amigos, pero le cae bien a la gente. No es de la que se pelea con todo el mundo, pero tampoco camina por la vida siempre rodeada de gente. Laura aprecia su soledad, la quiere y la disfruta. No le gusta escapar de ella o invadirla con problemas de otros, le gustan sus momentos de soledad tanto como sus momentos de compañía. Ella entiende que la vida está hecha de momentos que se deben disfrutar. Tiene un par de muy buenos amigos a quienes necesita y con quienes comparte sus aventuras por el mundo y con los cuáles, a veces, comparte su soledad.

Laura ama, ama mucho, tal vez ama demasiado. Y por lo mismo sufre mucho las pérdidas de lo que amó. Laura se da el lujo de amar sin miedo, de no ser corazón cobarde, de sentir todo como si tuviera los nervios expuestos a la intemperie. Se da el lujo de amar así porque es valiente, es honesta con todos y, en especial, consigo misma. Entrega el corazón en bandeja, confía, enamora y se deja enamorar. Laura no conoce de límites en su amor, ama libremente y deja a su amor en libertad. Cree en el amor como se cree en los mitos, le tiene fe. Tiene fe en amar puramente, en amar al ser y no a la imagen, en amar libre y profundamente.

Laura a veces cae en abismos oscuros. A veces no sabe qué hacer ni cómo comportarse. En especial, no sabe olvidar. No sabe hacerlo a consciencia, a veces sucede que ella olvida, y eso está bien, pero cuando siente que debería, no puede. A pesar de todo, Laura vive y sigue viviendo. Vive y entrega, porque no tiene sentido vivir sin repartir sentimientos por el mundo, porque el que no cambia nada y no afecta a nadie, no vive en verdad.

Laura conoce los recovecos en los que se esconden los sentimientos en su mente, se comprende a sí misma como ser humano y se quiere de esa manera. Entiende que sus fallas humanas existen, se codea con ellas y llega a un término medio en el que ella puede ser lo que quiera ser sin intentar cambiar su condición de humana, de persona. Puede ser lo que quiera ser sin intentar ser perfecta. Se quiere con sus fallas y sus defectos y no deja que éstos la detengan en su búsqueda por una vida tranquila, no sólo para ella, sino para todos.

Laura no soy yo, aunque me gustaría ser ella. Laura podrías ser tú o podría ser una de las miles de personas que viven en el mundo. Al final, Laura es un medio por el cuál vivo, por el cuál siento, por el cuál me enfrento a lo que pienso y a las decisiones que tomo. No soy Laura, definitivamente, pero de hecho que Laura tiene un poquito de mí y a mí me encantaría tener mucho de ella.


Después de haber leído algunas entradas sobre ella, les presento a Laura.
La foto es de aquí.

domingo, 24 de junio de 2012

Perdido



Lloras tu corazón roto como se llora una pérdida, un luto.
Lloras amargamente sosteniéndote a ti misma como si de eso dependiera tu vida.
Lloras por quien se fue, por los recuerdos, por lo que no regresa.

Lloras una pérdida. Te has perdido.
Te has echado a perder.


No sé, en verdad no sé qué es esto.
La foto es de aquí.

lunes, 18 de junio de 2012

Olvidando



Caminas por ahí buscando de quién enamorarte, intentando olvidarla. Buscas en todas alguna característica que te llame la atención al menos un poco, buscas una cara, cualquiera, que te haga saltar el corazón. Sigues, por todos los medios posibles, intentando dejar atrás la tristeza, el vacío, la soledad. No logras estar tranquilo contigo mismo, incluso después de tantos meses. 

Sigues en las mismas, en las mismas soledades que te apremian cuando estás solo en tu cuarto y que intentas mitigar hablando con personas que, en realidad, no te divierten. Te entretienes preocupado por los problemas de los demás para no enfrentarte a los propios y al final hablas con tanta gente que tienes montones de problemas ajenos para analizar. Tu vida ya no es tu vida, aunque quieras creer que sí, que ahora sí haces lo que te da la gana. Vives apoyado en los otros, en las vivencias de los otros, en las alegrías de los otros mientras tu vida pasa en una neutralidad mortífera. Ya casi no recuerdas la última vez que sonreíste de pronto al recordar algo, la última vez que caminaste por la calle con alegría, la última vez que te reíste a carcajadas de ti mismo.

Pasas el tiempo leyendo, jugando videojuegos, revisando Facebook, leyendo las noticias, hablándole a todo el mundo, pidiéndoles que te acompañen a algún lado, a comer, a tomar, a salir, a todos lados. Pidiéndoles que te ayuden a escapar de tus pensamientos y de ti mismo, de la culpa y de la soledades que sientes. A donde vas miras, te ríes de sus chistes, cruzas los brazos, miras con interés. Eres un buen amigo, dicen. Siempre estás ahí, dicen. Es que escuchas porque no tienes de qué hablar y estás ahí para que te entretengan con sus vidas, para olvidarte de los pensamientos que intentas evadir a toda costa.

Al final, estás más solo que nunca y no sabes por qué. Lo intentas todo, pero, cuando ya no tienes nada que te entretenga, sientes una creciente presión en el pecho que te indica que, en el fondo, nada está bien. Y si nada está bien en el fondo, nada nunca estará bien en la superficie. Ahí es cuando utilizas el último recurso, el que siempre funciona, y te echas a dormir. Quién sabe qué soñarás y si en verdad lograrás escapar de la presión en el pecho, pero parece que funciona porque pasa el tiempo sin que te des cuenta y vuelves a entretenerte y a olvidar por un rato.

Lo más triste de todo es que, después de todo este tiempo, ella está en la misma situación que tú.


Cada vez se me ocurren más y más historias y sentimientos random. Debería hacerles su propia etiqueta.
La imagen es de aquí.

viernes, 15 de junio de 2012

Caminar



Te vi caminar a lo lejos con tu casaca a rayas y tus converse gastadas, con las manos en los bolsillos y mirando al suelo. Quise acercarme a hablarte, preguntarte cómo va tu vida, contarte un poco de la mía y sentirte cerca un rato. No lo hice, sólo te vi pasar de lejos.

Y te quise acariciar el pelo, pegar mi frente contra la tuya, chocar narices, mirarte directo a los ojos y sonreírte con la mirada para que sepas que seré siempre tuya.


Cosas que se me ocurren cuando tonteo.
La imagen es de aquí.

miércoles, 13 de junio de 2012

Confesión



Caminan por la noche, se ríen, hablan. Es un buen amigo, Laura, un muy buen amigo. A veces, o casi siempre, te ayuda a dejar de llorar y de pensar tanto. Llegan a la puerta de tu casa, te dispones a entrar y te dice:
-Me gustas, mucho.

Se detiene el mundo un rato mientras tratas de encontrar la respuesta correcta. No la hay, sólo está la verdad y lo que le gustaría escuchar. La verdad es que no te gusta, que tienes el corazón ocupado y que agotaste todo el amor que tenías. Lo que le gustaría escuchar sería sólo una vulgar mentira para no hacerlo sentir mal y para no sentirte mala. Laura, no querer a alguien no te hace mala, eso ya lo sabes.

No sabes qué decir, por tu cabeza pasan miles de imágenes que se resumen en: "¿cómo llegó a esto?". Entonces tu mente pasea por memory lane y recuerdas cómo llorabas y cómo intentaba calmarte y como se apoyaron en sus soledades y encontraron el uno en el otro grandes compañías en la soledad. Recuerdas el apoyo y las palabras de aliento y las risas que al final terminaban en llanto. Contigo todo siempre termina en llanto, Laura. Entre los recuerdos intentas buscar dónde la cagaste, dónde lo confundiste, qué hiciste para maldecirlo así. Desde hace tiempo que piensas que ojalá nadie se enamore de ti porque no podrías corresponderlo. Ahora que sucedió, ¿cómo revertir esto? ¿Qué hacer o decir?

Ay, Laura, no quieres ser cruel. No quieres romper corazones como se rompen las promesas: en silencio y con descaro. No quieres romper corazones como rompieron el tuyo, ni quieres que sientan que no valen la pena. Ya sabes lo que se siente, no quieres hacer que nadie pase por lo mismo. No quieres tener a nadie más, nunca, y quieres que lo entiendan. Que entiendan que quieres tener muchos amigos con los cuáles divertirte y reírte y olvidarte que algún día hubo uno solo que te hizo reír. Quieres tener muchos amigos que rellenen el tiempo y los días que pasan sin que regrese. Amigos divertidos, amigos que te apoyen, amigos que estén ahí y para los cuáles estar ahí, siempre. Eso es lo que puedes ofrecer y lo que quieres que te ofrezcan, amistad.

De todas maneras no lo comprendes, no comprendes de dónde sacó la valentía para venir y decirte esto ni qué esperaba al decirlo. No comprendes por qué tú, por qué quiere una persona a la que probablemente ha visto llorar más que sonreír. No comprendes por qué, de todas las personas, tenías que ser tú y casi lo culpas por ponerte en ésta situación. No comprendes por qué, a pesar de que sabe todo lo que has pasado y te ha escuchado decirlo mil veces, decidió ignorar que tú amas a alguien más. En especial, no comprendes por qué no quiere ser corazón cobarde y esconderse y no permitirse querer a alguien que sabe que no va a poder tener. No comprendes por qué se lanza al vacío como tú.

Es que, Laura, no entiendes que eres mágica, que eres especial, ni que, sin quererlo, la gente a veces se enamora, como lo hiciste tú. No entiendes que él tiene sus razones como tú tienes las tuyas que nadie entiende, a veces ni siquiera tú. No entiendes que no es lo mismo, que no es un capricho suyo de la misma manera que no es un capricho tuyo. Que hay cosas que no se pueden controlar, como los sentimientos, como los sentimientos que sufres y que no puedes erradicar, es igual. No entiendes que esto no es hacerle daño porque no es a propósito y que si algo debes hacer es por lo menos aplaudir su coraje y ser honesta con él.

-Me da mucha pena porque tú sabes que todavía lo amo.


Voy escribiendo esta entrada hace semanas. La borré y la volví a escribir. La guardé y la edité y la volví a guardar. Hoy la publico, de una vez por todas. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

La foto es de aquí.

lunes, 4 de junio de 2012

Irse



Se olvida. Se olvida y se va, Laura. Lo ves partir una vez más, lo ves seguir y olvidarse y ser feliz. Lo ves irse de nuevo, tranquilo y confiado, como los que saben que su trabajo ha terminado. Se va, se va, desaparece entre las luces, se vuelve un borrón, un puntito, y desaparece.

¿Y tú, Laura? Tú te quedas sentada esperando un milagro. Que no parta, o que partas tú.


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Son sólo escenas que explotan entre mis pensamientos cotidianos.
La imagen es de acá.