jueves, 17 de junio de 2010

Así somos

Yo sé que no he escrito nada por algún tiempo. ¿Cuánto? ¿Dos semanas? ¿Tanto? Ya saben la historia, estoy complicada y frustrada haciendo todos estos trabajos finales de la universidad. Sí, esos que retenía e ignoraba diciendo "todavía tengo tiempo". Pues ya no tengo tiempo. Expongo la próxima semana y entrego la monografía el primero de julio. A su vez, debo entregar la monografía de Computación el cinco de julio junto con los cuatro programas. Tengo mucho que hacer y al mismo tiempo tengo que preocuparme de no jalar mate, hacer el cuaderno de laboratorio, hacer las tareas y estudiar Química. Definitivamente tengo mucho que hacer pero eso no evita que deje de analizar todo lo que ocurre en la vida.

Hoy en el almuerzo estábamos hablando sobre como las personas sucumben a la presión grupal. Yo no he visto ningún video acerca de eso pero mis amigas contaban sobre los videos que habían visto como por ejemplo uno sobre un estudio en el cual le pedían a una persona que le hiciera preguntas a una persona en otro cuarto y que si se equivocaba al responder le mandara descargas eléctricas apretando un botón, subiendo el voltaje cada vez. A pesar que les habían dicho que a partir de cierto voltaje se volvía peligroso, la mayor parte de las personas seguía subiendo el voltaje si un "investigador" se lo decía (todos eran actores). Es decir que las personas pueden llegar a matar a otras sólo porque otra persona se los dice. Por supuesto yo llegué a la conclusión que de cierta manera no está del todo mal lo que hicieron pues la persona que les decía que sigan subiendo el voltaje es, supuestamente, un profesional y nadie creería que de verdad fueran a matar a alguien por algo tan estúpido. Es decir, yo pensaría algo como: "Él sabe más que yo y no creo que me mandaría a matar a alguien, además seguro que tiene todo bajo control". Aunque mis amigas me dijeron que mientras ibas subiendo el voltaje se escuchaban gritos desde el otro cuarto hasta que llega un momento en el que se dejan de escuchar, como si la persona se hubiera desmayado o muerto. Ahí no, pues. Si escucho gritos de hecho paro. ¿O no?

También hoy estaba hablando con un amigo de regreso de la universidad sobre lo que creo y si tiene fundamento. Me dí cuenta que creo en ciertas cosas y puedo explicar por que creo en ellas pero no explicarlas en sí. Es decir que te puedo decir por que creo en esto o en aquello pero no explicar que es o como sucede esto y aquello. Por ejemplo, creo en el espíritu o el alma pero no puedo definir que es el alma ni puedo probar que existe. Creo en el espíritu porque le tengo terror a los fantasmas, estoy segura que existen pero no puedo explicar de donde salen o que son. Yo supongo que son espíritus de personas que vivieron y que al morir sus almas quedaron deambulando por el mundo pero no puedo explicar lo que es el alma ni por que se queda deambulando ni como deambula. Al mismo tiempo creo en la reencarnación porque he visto casos de personas que tienen miedos sin fundamento o recuerdos de cosas que en realidad no han vivido pero no puedo explicar exactamente que es la reencarnación o como funciona. Mi amigo es ateo y obviamente cuestiona todo lo que creo porque es ilógico que crea en algo que no puedo explicar pero yo creo que no lo es porque, por ejemplo,  todos sabemos que la teoría de la relatividad funciona, incluso podemos decir la fórmula pero, ¿la podemos explicar? Esa es la magia de la vida, ¿no? Creer en lo que quieras porque la verdad es que no podemos explicar todo lo que nos pasa. Yo no puedo explicar como tengo tan mala suerte en todo pero cuando hacía esos sorteos de papelitos de si-sacamos-el-papel-con-la-O-tu-lavas-los-platos-y-si-sale-la-X-yo-lavo-los-platos siempre le tocaba lavar los platos a mi hermano, por ejemplo.

Otra cosa de la que me dí cuenta hoy es que... ¿No les parece gracioso como vamos al baño sentados en un water? Es cague de risa, es rarísimo. ¿A quién se le ocurrió? ¿Cuándo se le ocurrió? ¿Cómo se le ocurrió? Ahora hay tantas clases de waters con tanta tecnología aplicada con diferentes botones para diferentes flujos de agua y jamás nos detenemos a pensar que la persona que está detrás de todo esto pasa su tiempo diseñando inodoros y modificando la estructura interna para que se gaste menos agua al jalar o tenga más potencia de succión. Seriously. Vivimos nuestras vidas tan tranquilos tomando por sentado todo lo que tenemos y todo lo que vemos sin darnos cuenta que, si lo pensamos bien, muchas de esas cosas son ridículas y que su utilidad en nuestras vidas es plenamente subjetiva. ¿Realmente necesitamos un water? ¿Tenemos que usar tenedor? ¿Es indispensable el exprimidor de limones? O el peor de todos, del cual nunca obtuve respuesta cuando pregunté para que servía, el bidet. Lo veía en mi casa anterior o en la casa de mi abuela y aún hoy no entiendo completamente su utilidad. ¡¿En verdad se necesitan los bidets?!

La verdad es que interrumpí mi sesión de trabajo en la exposición de Sociales para escribir esta entrada así que ahora me retiro a completarla. Espero que esta entrada los haya hecho pensar en como, como humanos, hacemos tantas cosas que podrían parecer ilógicas o irreverentes y que precisamente en ellas tiene base la mayor parte de nuestra imperfección.


Ps. Otra actitud ilógica: ¿Por qué, sabiendo que tengo tantas cosas que hacer y tan poco tiempo y quejándome de ello, igual me detengo a escribir en mi blog?

viernes, 4 de junio de 2010

Mea Culpa

Como se habrán dado cuenta, hace más o menos una semana que no escribo. ¿O tal vez más? No, no, sí ha pasado una semana y un día desde que me enteré que debo usar lentes. El punto es que no crean que no escribo por las puras o porque se me acabó la imaginación. No, eso no es posible. La verdad es que no escribo porque siento culpa al escribir.

Pucha, esa es una de las afirmaciones más raras que he escuchado/leído últimamente además que el tiempo de vida media es igual al logaritmo neperiano de dos sobre k. Esa si fue una gran sorpresa pero el punto es que sí, es verdad, siento culpa al escribir aquí en mi blog. Pensarán que siento culpa porque siento que estoy haciendo algo malo y, de alguna manera, lo estoy haciendo. Es que al escribir en mi blog estoy utilizando tiempo que debería estar invirtiendo en otra cosa. Por ejemplo, en este momento podría estar escribiendo una monografía de Ciencias Sociales acerca del trabajo y la vida económica o escribiendo una monografía para Computación acerca de la nanotecnología o estudiando Matemáticas y el número e y los logaritmos neperianos para no jalar. Sí, eso sería razonable, esforzarme en las tareas de la universidad y ser una buena niña pero no, estoy escribiendo en mi blog.

La semana pasada fue mi pseudo semana de parciales. "¿Por qué pseudo?", se preguntarán. Verán, ya que en la Cayetano Heredia no se trabaja bajo la lógica de los humanos comunes tenemos cuatro parciales al ciclo. Bueno, tenemos cuatro en Mate, Química y Computación; tres en Sociales y dos en Lengua. Lo cierto es que teniendo parciales tan variados en todos los cursos no suelen tocarnos más de dos examenes importantes a la semana pero eso no ocurrió la semana pasada. La semana pasada tuve cuatro parciales, tuve parciales todos los días menos el miércoles. La gente pensará: "Es que así son las semanas de parciales", pero no, porque esto no era una semana de parciales, era una semana normal de clases con parciales. Es decir que yo me levantaba bien linda a las 7:30 para ir a la universidad, tomaba mis clases con normalidad y tenía un parcial incrustado por ahí. Además de mis tareas normales, de mis clases y de mis trabajos tenía parciales incrustados. Por lo tanto cada vez que se cruzaba por mi mente la idea de escribir aquí me invadía la culpa de no estar estudiando y sacándome la mierda para sacarme buena nota en los pútridos parciales. ¿No les da miedo el nombre? Parciales. Suena a que son gran parte de tu nota y, bueno, son precisamente eso. Tienes tu mísera nota de clase y tienes tu nota parcial que deriva de los parciales y está hecha para cagarte la vida. Es verdad que en mate valen apenas un 20% de la nota y que son menos importantes que las prácticas calificadas pero sólamente el nombre puede ponerte a trabajar como una negra para pasarlos. Parciales.

Últimamente siento culpa de todo. Si me echo en la cama a descansar y ver televisión siento culpa porque no estoy haciendo la monografía. Si me pongo a revisar mis páginas siento culpa porque no estoy haciendo el power point. Si juego jueguitos en Internet siento culpa porque no estoy haciendo la tarea de matemáticas. Si resuelvo un sudoku, si leo un cuento, si voy al baño me siento culpable porque no estoy haciendo las miles de cosas que me pide la universidad. No hay nada que haga además de ir a clases en la universidad que no me haga sentir culpable porque no estoy haciendo las cosas de la universidad. Esto se ha vuelto realmente enfermo y me hundo en un mar de culpa y estrés. Cualquier cosa que hago o se me ocurre hacer siento que estoy perdiendo el tiempo y que no meresco el esfuerzo que mi madre hace por mi. Es verdaderamente enfermizo, siento que en cualquier momento voy a snap y voy a lock down la universidad y matarlos a todos con una AK 47 que quien sabe de donde la sacaré (Demonios, ¿por qué una AK 47 si hay armas muchoo más modernas y pajas?).

Definitivamente necesito que las vacaciones lleguen cual Speedy Gonzales. Lo peor es que si las vacaciones llegan rápido las fechas de entrega de todos los proyectos y todos los examenes llegarán rápido también y eso sería lamentable porque no he hecho nada. Espera... si me siento culpable cuando hago cosas que no tienen nada que ver con la universidad pero al mismo tiempo no he avanzado nada de los proyectos... ¿Qué he hecho? ¿En qué he gastado mi tiempo? Hay que aclarar una cosa, el que me sienta culpable no significa que deje de hacer todas estas estupideces que no tienen nada que ver con la universidad. Es más, el que esté todo el día en la universidad rompiéndome el cerebro con matemáticas hace que al llegar a mi casa sienta más ganas de hacer cosas que no esten ligadas con la universidad.

A modo de conclusión podemos decir que una cosa es cierta: Soy un desastre.

Ps. Ya tengo la nota de mi parcial de mate. Me saqué 16. Estoy muy orgullosa de mi misma. Es el doble de la nota de mi último parcial.