martes, 14 de enero de 2014

Te olvido

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

-Espergesia, César Vallejo.


A veces te olvido entre los textos que leo,
en la garúa de verano que humedece Lima,
en la sonrisa de otro, de otros, en la mía.

A veces te olvido en las conversaciones banales,
en las noches mientras duermo,
en la comida, el baile, el alcohol.

A veces te olvido, no te voy a mentir,
cuando veo series y mi vida ya no es mía
o en los momentos en los que estoy demasiado ocupada
como para pensar.

Pero luego te recuerdo.
Cuando escucho tu nombre o lo leo,
incluso si no se refiere a ti.

Te recuerdo cuando mencionan cualquier cosa,
cuando mencionan cualquier momento,
cuando hablan.

Te recuerdo cuando paso por Arequipa con Angamos,
cuando paso por el óvalo Gutiérrez,
cuando paso por Angamos con Aviación,
cuando paso por el parque frente a mi casa,
cuando paso por el parque Kennedy,
cuando paso por Benavides con Caminos del Inca,
cuando paso por Shell con Larco.

Todo Lima me hace recordarte
y por eso, una vez más,
debo decirte adiós.


A veces siento que todo sale mal.
Y una canción:
"Now Cinderella don't you go to sleep, it's such a bitter form of refuge. Don't you know the kingdom's under siege and everybody needs you".


martes, 7 de enero de 2014

Confesiones de la vida



Se me ocurrió que tenía unas cuantas cosas graciosas y extrañas de mí para compartir. Publicar esto arruinará un poco la dinámica de mis conversaciones con extraños porque siempre termino rompiendo el hielo con alguna de mis anécdotas extrañas, pero creo que vale la pena contar un poco de esto.

1. Hoy me quedé encerrada en la ducha. Cerré la puerta muy fuerte y no sé qué sucedió, pero luego no la podía abrir. Me dio mucho miedo tener que pedirle ayuda a mi hermano y que tenga que entrar a ayudarme mientras yo estaba calata o jalar la puerta muy fuerte y que el vidrio se desencaje y me aplaste y muera horriblemente.

2. Mi mamá me regaló una perrita hace un par de días y es súper extraña porque le compramos unos mats absorbentes que se ponen en el suelo para que orine ahí y solo orina ahí durante la noche. De 7 am a 5 pm orina todo el suelo de mi cuarto y me la paso trapeando porque es mi responsabilidad, pero durante la noche solo usa el mat. Es muy extraño.

3. Cuando tenía como 12 o 13 años quise que mi papá me enseñe a manejar, pero le dije que ya tenía una idea de cómo se hacía. Entonces él abrió la puerta de la cochera, me sentó en el asiento, lo acomodó para que llegara a los pedales y me dijo que presionara el freno y moviera la palanca a D (el carro era automático). Sin embargo, a mí me dio vergüenza decir que no sabía cuál de los dos pedales era el de freno y pisé el acelerador. Casi nos chocamos violentamente contra una pared, pero mi papá usó el freno de mano y me dijo que entre a la casa. Por eso y un par de cosas más no aprendí a manejar hasta los 20 años.

4. Cuando tenía como 5-8 años o por ahí, pasaba mis veranos en la casa de playa de mi familia con mi hermano y mis primos. Un día, mientras caminábamos por ahí, encontramos un pequeño huevo en el suelo. Decidimos llevarlo a la casa y cuidarlo para poder tener un ave bebé. Nos turnábamos para cuidarlo y hasta la noche todo estuvo bien, pero llegó mi turno y yo dormía en la cama superior del camarote. Por alguna razón, tenía el huevo en la mano y quise hacerle cariño como a un perro y se cayó y se rompió. Entonces me sentí muy culpable y me puse a llorar y luego mi tía me regañó por ensuciar el piso y me hizo limpiarlo. Claramente el huevo estaba muerto y podrido, por lo que olía horrible. Es por eso que dejé de comer huevo por años, porque olía el olor de putrefacción de mi huevo bebé en todos los huevos que debía comer. Ya no tengo problemas con eso.

5. Cuando estaba en el cole, probablemente primero o segundo de secundaria, me quedaba durante las horas de academia haciendo nada en el colegio solo para pasar más tiempo con mis amigas. En una de esas tardes quisimos ir al baño, pero por alguna razón todos los baños de mujeres estaban cerrados. Entonces, decidimos entrar al baño de hombres de secundaria porque no había nadie y realmente necesitábamos orinar. El problema es que el baño olía francamente asqueroso. Realmente asqueroso. No comprendo cómo alguien podía soportar más de 3 segundos en ese baño. Realmente compadezco a la gente que tenía la obligación de limpiar ese baño. Entonces, determinamos que nuestra única opción era contener la respiración mientras estábamos en el baño. "3, 2, 1, ¡VAMOS!", contuvimos la respiración y entramos al baño. Salimos dando grandes bocanadas de aire y riéndonos escandalosamente por nuestra gran hazaña y nos topamos cara a cara con el director del cole. En verdad, el director del colegio era un viejito inglés súper buena onda así que no sé por qué aún me sorprende tanto. Tipo, recontra, recontra chill, y se sabía el nombre de todos los alumnos, creo. Nos miró, nos sonrió y nos dijo: "Be good, girls", y se fue. 

6. Cuando estaba en el nido, o sea que tenía como 3 años, me gustaba un niñito del salón de las mariposas. El problema es que yo le gustaba a uno de mis amiguitos. Cuando se fue de viaje a Paracas, me trajo un pequeño lobo de mar de cerámica. Era un verdadero love triangle y yo era una verdadera rompecorazones.
PS. Si te sientes identificado, escríbeme, te he estado buscando desde entonces.

7. Cuando estaba en el cole, no recuerdo cuántos años tenía, hubo un tiempo en el que me duchaba como en 2 minutos o menos porque estaba convencida que había un fantasma en mi baño porque durante un apagón me pareció ver una mano blanca tocando la puerta de la ducha (me estaba duchando con una linterna, por eso es que pude ver la mano). Lo raro es que realmente me echaba shampoo, acondicionador y jabón; solo que lo hacía muy rápido y no sé cómo.

8.  Empecé a escribir blogs cuando tenía como 13 o 14 años, probablemente porque me sentía sola. Pensaba mucho y tenía muchas cosas qué decir y no encontraba a la persona correcta a la que estuviera bien decírselo y que me comprendiera o me escuchara. Entonces lo escribía en un post y lo publicaba y aunque nadie lo leyera o aunque todos lo leyeran y no lo entendieran, de repente había alguien por ahí que sí lo leyera y lo entendiera y se sintiera identificado y comprendido. Creo que esa es la razón por la que escribo en el blog hasta ahora: porque me expreso mejor escribiendo, porque tengo cosas qué decir y porque de repente alguien ahí afuera me entiende. Lo mejor es que sí he hecho una buena amiga a través del blog y sí me he comunicado mejor con otras personas a través del blog. Así que si funciona, ¿para qué parar?

9. Cuando tenía 15-16 años pasé un mes y medio en Londres en casa de mi tía. En ese tiempo estaba pasando por toda esta fase rara de que me gustaban algunas modas japonesas en las que las chicas tenían el pelo súper raro y de colores extraños. Yo estaba en todo mi amor por el morado (que aún perdura) y por estas modas, y además estaba lejos de casa, entonces decidí pintarme el pelo de morado. Fui a una tienda cualquiera y me compré un tinte de un color como violeta y me pinté el pelo. No quedó del todo mal, el problema es que lo pinté sobre mi color natural de pelo y cuando lo lavaba se salía y a las tres semanas terminaba con el pelo color cucaracha. El punto es que me lo pinté unas cuántas veces más, pero como el tinte duraba muy poco tiempo, la mayor parte del tiempo me la pasaba con pelo color cucaracha. Todo bien, clásicas decisiones que tomas a los 15 años.

10. Realmente he asustado a gente a la que yo le gustaba o que me gustaba o le parecía interesante o me parecía interesante solo siendo yo misma y diciendo lo que se me pasaba por la cabeza. Posiblemente estas personas pensaban que yo era completamente diferente a lo que soy o no me conocían muy bien. Probablemente decirle que le hablaba solo porque estaba aburrida o ser súper stalker no es lo más atractiva que puedo ser. En todo caso, esa soy yo: la chica que hace o piensa cosas raras que asustan. Y que cuenta anécdotas en su blog. Y twitea mucho sobre su perrita. Esta soy yo.


No sabía qué foto poner, lo siento.