sábado, 23 de julio de 2011

La "nueva generación"



Estoy muy joven para sentirme vieja, ya lo sé. Y no soy la persona más convencional del mundo, o eso me han hecho creer. No me siento the biggest special snowflake ever, por supuesto, pero si se han esforzado tanto en decirme que soy rara por algo será.

No sé ustedes, pero cada vez me dan menos ganas de arreglarme para salir. El martes de la semana pasada salí a Aura con mis amigas, debido a su insistencia, y no quería ni cambiarme el pijama. Me maquillé un poco y me puse lo que encontré para conservar la decencia (no saben la cara que tengo últimamente). Sin embargo, no tenía ganas de salir ni de arreglarme... La verdad es que no quería ni salir de mi cama ni cambiarme el pijama. Al llegar a Aura montada en mis súper zapatillas taco nada recibí las miradas más extrañas. Asumo que todos se preguntarían primero: "¿Por qué esa chica es tan chata?", para luego darse cuenta que no tenía puestos tacos, sino vulgares zapatillas Gotcha que encontré en oferta en la sección de niños (ultra ganga, y son lo más cómodo del mundo). Me veía la más pequeña de mi grupo pero qué importa, ¡tengo D.N.I.!  Desde entonces, cada vez que salgo y veo a todas estas prepúberes súper arregladas con el sólo propósito de comer una hamburguesa en Bembos me pregunto: "¿Siempre he sido así de descuidada o en algún momento me arreglé para ir a Bembos? ¿Me he vuelto sucia y floja?".

Es que es la verdad. O será que el Bembos del C.C. Caminos del Inca tiene algo de especial que atrae niñas disfrazadas de modelos y niños con botellas de cerveza y cajetillas de cigarros en las manos. Yo, con mis pantalones cuzqueños, zapatillas y casacón de mi hermano sólo quiero una hamburguesa. Ni siquiera me he peinado, sólo quiero saciar mi hambre y regresar a mi casa. Y me encuentro con una mancha de niñas y niños que no pasan de los 14 años arreglados como si fueran a Aura. ¿Acaso Bembos ha cambiado de significado y yo no me he dado cuenta? De repente se ha vuelto un lugar de reunión antes de ir a un tono (o después de una matiné, para estos niños). Yo no lo sé, sólo quiero un combo clásico. Sin embargo, mis encuentros con estas manchas de niños me han permitido reconocer ciertas actitudes comunes entre ellos. O como mucha comida chatarra, o  cada vez que voy (aunque sean pocas veces) siempre me encuentro con estos grupos de niños. Creo que es una mezcla de ambos.

Algo que he notado es que las chicas siempre van vestidas más o menos igual. Siguen la moda de la temporada al pie de la letra. Todas. Entonces en este invierno las he visto siempre con botas tipo Ugg, skinny jeans o leggings negros/grises y un sweatshirt grande o una cafarena con una chompa larga encima. Y no se olviden del pelo lacio y largo, debidamente desordenado. Además, a aproximadamente un metro y medio detrás de ellas caminan los chicos. Siempre con el pelo más largo de lo que les permitiría el colegio, jeans, polos grandes, casacas de algodón grandes con capucha y zapatillas DC o Vans o algo así. Ellos caminan detrás como si fueran dos grupos separados, pero de vez en cuando ellos le tocarán el hombro a alguna de las chicas para decirle algo o alguna de las chicas se volteará para decirles algo a los chicos. Las chicas suelen parecer más extrovertidas y bulleras que los chicos.

Al entrar a Bembos, las chicas entrarán primero y se quedarán hablando sobre cualquier cosa antes de meditar sobre qué comprarán. Los chicos se quedarán afuera fumando y conversando y no será hasta que alguno de ellos entre a Bembos y le pregunte a las chicas qué comerán que ellas no decidirán qué pedirán. Las chicas nunca pedirán nada que sea demasiado complicado para comer, ninguna hamburguesa extra grande con muchas salsas. Los chicos sí piden hamburguesas súper grandes. Mientras más grande la hamburguesa que pidan serán considerados más viriles. Al sentarse en las mesas, las chicas siempre se sientan primero, todas juntas de un lado y los chicos se sentarán luego del otro lado, jalando sillas extra si es necesario. Luego conversarán, se lanzarán papas y terminarán todos gritando e impidiéndome escuchar lo que dice Dante.

Así, con Dante hemos determinado algunas cosas que pensaríamos que podríamos escuchar decir a éstos prepúberes. Por supuesto, al igual que todo este post, éstas frases son también en broma. Aunque eso no les quita lo real.
-"Aysí, soy muy chévere fumando en la puerta del Bembos".
-"No me dejan entrar a Aura aún, pero sí a Bembos".
-"La noche tonera por excelencia: Ir al cine, vagar por el centro comercial y terminar comiendo en Bembos antes de las 11 pm".
-"Robé una botella de cerveza del six pack de mi papá y ahora lo comparto con mis seis amigos porque no tenemos edad como para comprarnos una cerveza para cada uno. Además, ni siquiera nos gusta, pero nos vemos muy chéveres".
-"Aysí, he estado en coma etílico tres veces antes de cumplir catorce años. Soy chévere".
-"Aysí, hoy me he caído sólo cinco veces en las dos horas que voy usando tacos en Bembos".
-"Sé coger una botella de cerveza, por no la mano de una chica".
-"No hay nada más chévere que salir con mis patas y las fleiks a comer unas hamburguesas un viernes por la noche. Tonaso".

La verdad es que no recuerdo qué hacía yo con mis amigos cuando tenía su edad. Definitivamente no usaba maquillaje ni me arreglaba. Es más, recuerdo que mi "outfit" perfecto para las fiestas eran jeans acampanados (¿Se acuerdan cuando esos estaban de moda?), un polo con algún dibujo bonito y mis Skechers. Ahora que recuerdo, las Skechers eran una zapatillas gigantes, tenían una plataforma enorme. Parecían ladrillos. Y mi polo favorito era un polo blanco de manga tres cuartos con alguna clase de vuelo en las mangas y detalles en celeste. Y los jeans acampanados eran verdaderamente feos, aunque muy cómodos. Probablemente me vestí así hasta los 13 en los que empecé a usar lo mismo, pero todo en negro. Aunque creo que entonces sólo salía con mis amigas de vez en cuando al cine y nos juntábamos en alguna casa a tontear en Internet y escuchar música. Desde como los 15 hasta ahora me empecé a vestir como me viene en gana, aunque el color negro predominó y se pegó como chicle a mi closet. Normalmente salgo sólo a reuniones o cuando acordamos para ir a Bernabé o Sargento o una vez a Help y otra a Aura. Aunque ni así salgo de mi casa. Y cuando salgo puede ser que me den ganas de arreglarme como que no y de todas maneras ya estoy grande como para que me importe. Mi mamá dice que cuando sea vieja seré una chiqui-vieja e intentaré suplir lo poco que me divertí durante mi adolescencia siendo una loca y buscando jóvenes. Espero que no.

No sé de dónde salió toda la revisión de mi estilo de vestir durante los años pero ahora que lo pienso sería gracioso escribir sobre eso. El punto es que yo no recuerdo si me arreglaba mucho cuando salía, en realidad creo que nunca he salido mucho. Ahora que veo a la "nueva generación" de Justin Bieber y Hannah Montanna, no los entiendo. ¿Será que la falta de Internet nos hizo crecer así? No creo, porque conozco gente de mi edad que salía a "Noctambul" cuando tenían 15 o 16. A mí nunca me llamó la atención a excepción de esa vez cuando tenía 17 años que fui con dos amigas a Gótica "para ver si es tan chévere como nos contaron"... Con decirles que la única vez que regresé fue el martes pasado cuando no dejaron entrar a mi amiga a Aura y nos metimos a Gótica porque ahí dejan entrar a cualquiera. Es un antro y sobran los chibolos creepers buscando chibolas ebrias. Nunca me llamó la atención parecer "más grande" o "hacer cosas de grandes" o "verme mejor" para los demás. Sólo me gustaba mucho comer y jugar videojuegos...

Mientras que la "nueva generación" crezca para ser un grupo de adultos responsables y capaces, me importa poco lo que hagan ahora. Sólo déjenme comer tranquila, por favor. Y no me miren tan raro, yo también soy humana.

Las imágenes son del Vogue Cadeaux, que recordarán que dieron qué hablar a principios de éste año.

miércoles, 6 de julio de 2011

Eres lo que comes



Si yo fuera lo que como sería... Déjenme meditarlo un toque... En lo que va de la semana: All Bran con yogurt de fresa, comida japonesa, papas fritas, habas fritas, chifles, flautas de pollo, un taco de pollo, cuatro hamburguesas, puré con espinaca, arroz, jugo de fresa y algo de agua. Y recién es miércoles de madrugada. Me imagino un monstruo enorme tipo Grimer o Muk (Pokemon) y que en su masa se entrevea lo que he comido en toda mi vida. Algo como un vómito gigante, para ser sinceros.

Pero en serio, yo no creo que seas lo que comes. Es decir, sí, hasta cierto punto. Hay cosas que se quedan en tu cuerpo y hay cosas que no. Por ser vegetariano no te vuelves una planta, pero fácil tu sistema digestivo trabajará ultra rápido y toda esa fibra se irá al water. Mucho de lo que comes te hará lo que eres, los aminoácidos se incorporarán a tus células y todo lo demás pero no todo y depende mucho de tu metabolismo. Digamos, por lo que como yo en verdad debería estar bien gorda. No hago nada por mi vida y como como si hiciera algo. Me gusta andar blog tras blog, no máquina tras máquina en el gimnasio. Por lo que me han dicho ésto no me durará mucho y llegaré a una edad en la que de pronto engordaré y no podré seguir comiendo como como... Entonces veré qué hacer. Por ahora sigamos con las papas del McDonald's. ¡Qué ricas son las papas del McDonald's! Y el pollo del KFC, las hamburguesas de Bembos...

En verdad yo no creo que uno sea lo que come, creo que comemos según lo que somos. Soy una floja, glotona, adicta a la comida que no engorda; por lo tanto como lo que sea que esté delante mío y que tenga permiso para comer... O no. A mí mamá le gusta cuidarse y come siempre la comida de la casa o en algún restaurante bonito (no en fastfood o en huecos como yo), toma vino y no come carnes en la noche. Supongo que si fuera una persona propensa a engordar y me molestara estar gorda haría dietas y ejercicio. Si no me molestara estar gorda podría comer lo mismo que como ahora. La verdad es que mis niveles de colesterol deberían convencerme que debo comer más sanamente pero en verdad, ya que es algo hereditario, no hay mucho que pueda hacer contra eso. Eventualmente tendré que tomar Atorvastatina como mi mamá y mis tías.

Además, también depende de gustos y eso. Tengo un amigo que siempre me habla de sus gustos raros al comer. Fideos con salsa roja y huancaína. ¡Qué mezcla tan extraña! Nunca se me habría ocurrido, habría que probar... Mango con sal, pero no el mango verde, como lo comen no recuerdo dónde, sino el mango dulce y maduro. Dice que resalta el sabor del mango. No sé si creerle. Dante come pan con todo, poco más y sueña con el pan. Siempre que vemos algo rico me dice que con pan sería buenaso. Yo no soy una fanática del pan entonces para mí hacerme sandwich de todo es rarísimo. Por mi lado, yo podría comer tofu o sashimi (cortes de pescado crudo) por siempre, pero creo que a mucha gente no les gusta ninguno de los dos. A mi mamá le gusta este plato que consta de huevo, choclo y carne. Todo está cocido y le ponen un poco de sillao. ¡A mí me parece horrible! A mí me encanta el pato asado con nabo encurtido de la calle Capón, mi mamá lo odia, dice que es demasiado seco. Recuerdo que de chica a veces preparaban este plato que se llamaba "cocido" o algo así. Básicamente lo que hacían era coger una olla enorme, meter un montón de cosas random y cocinarlo todo junto. Tenía berenjena, morcilla, carne, pollo... No sé, todo lo que te pudieras imaginar. Yo lo encontraba horrible, pero no sé por qué lo cocinaban tanto (aunque ni tanto, lo habré comido unas 3 ó 4 veces durante mi vida).

En fin, no sé cómo terminé hablando sobre lo que me gusta y lo que no me gusta al comer. El punto del post es que por la parte biológica eres un poco de lo que comes; por otra parte, comes dependiendo de cómo eres. A mí me gustan los dulces pero no soy dulce. Heráclito y la armonía de opuestos.

Ya terminé clases y ahora me pongo a escribir sobre cualquier babosada porque soy libre... ¡YEE!

La pirámide alimenticia porque no supe qué más poner. Lo busqué en Google y lo saqué de esta página. Me acabo de dar cuenta que es una página para aprender a hablar español o algo así.

domingo, 26 de junio de 2011

La vida del estudiante



Yo sé que no escribo hace siglos pero créanme que si hubiera podido lo hubiera hecho. En verdad, fácil hubiera podido escribir un toque más pero para eso le hubiera tenido que restar tiempo a dormir, Tumblr, facestalking, cualquier otro tipo de stalking, ir al baño, comer o Dante y ustedes sabrán que esas son actividades diarias sagradas para mí. Ni las tareas me deben quitar tiempo de eso. En verdad pensé: "Acaba el ciclo y escribo como si no hubiera un mañana, lo juro, pero que acabe el ciclo". No me aguanté. Aún queda una semana y ahorita debería estar estudiando Historia de la Ciencia, Filosofía o Biología, pero ninguno de esos exámenes me tocan mañana así que fresh. Soy muy irresponsable. No intenten esto en casa a menos que quieran jalar.

Creo que he hecho esto todos los ciclos, déjenme chequear. No, estaba alucinando, aunque no tanto. El punto es que para el primer ciclo escribí esta y esta entrada y para el segundo no escribí nada. De la nada me inventé dos entradas que nunca existieron, qué loca. El punto es que quiero hacer un recuento de este ciclo porque ha sido muy extraño. No, quiero hacer un recuento de todos mis ciclos/años escolares. No sé como les pasa a ustedes, pero a mí casi siempre me pasa lo mismo desde el colegio.

Al empezar el ciclo/año escolar estoy toda como: "¡Yee! Voy a ver a todos mis amigos y me voy a esforzar mucho". Entonces utilizo mi agenda y apunto las fechas de mis exámenes, las tareas que me mandan, lo que tengo que hacer... Mis cuadernos están lindos, todo está ordenado, presto atención en clase. En verdad creo que debe ser alguna clase de droga que le meten a los cuadernos o útiles nuevos que respiras al usarlos y te vuelve delusional. Clásico que después de las vacaciones te alucinas un fresh start para hacer todo lo que no hiciste el ciclo/año anterior y quieres ser toda una nueva persona. Es como que estoy recontra emocionada y no puedo esperar para aplicar todas mis energías en ser una estudiante modelo y probarles a todos que no soy una niña bruta como parecería normalmente (incluso si es que lo soy).

Luego, aproximadamente después de un mes se empieza a mitigar el efecto. Ya me respiré toda la droga del cuaderno y estoy volviendo a ser la persona floja de siempre. Poco a poco dejo de usar mi agenda pero me doy cuenta y estoy como: "¡No! Debo mantenerme fuerte y luchar contra esto". Intento seguir apuntando las tareas pero da igual porque de todas formas ni siquiera miro mi agenda todos los días. Empiezo a sentirme cansada y cabeceo en las clases por lo que cuando lees mi cuaderno todo empieza normal y de pronto las palabras se vuelven un "ksjfnahs" que significa que me quedé dormida mientras escribía, pero quería seguir prestando atención.

Después viene la etapa de "debo dejar de fingir que esto me importa". Ya estamos en la mitad del ciclo/año y simplemente llegó el momento de aceptarlo: no hay forma que yo sea una estudiante buena y organizada. Es imposible, no importa cuánto me esfuerce, esto no está funcionando. Por lo tanto dejo de cargar mi agenda por todos lados y la dejo en mi casa. A veces llego a la clase, escribo el título del tema, escribo dos líneas y me quedo dormida para despertar cuando termina la clase. Mis hojas se llenan de sólo títulos de temas, tengo marcas en mi frente todo el tiempo porque me apoyo al quedarme dormida, ya ni siquiera sé cuándo tengo controles de lectura o pasos... En resumen, vuelvo a ser la estudiante huraña de siempre. Esto dura casi hasta el final del ciclo/año.

Faltando aproximadamente un mes para que acabe el ciclo/año viene la peor fase de todas: la fase de "quiero tirarme en una esquina y morir de inanición". El estrés ha llegado a niveles inimaginables, despertarme en las mañanas es un suplicio, el simple hecho de pensar en las cosas que tengo que hacer me podría hacer llorar. Ha llegado un momento en el que ya he pasado por tantas prácticas y tantos trabajos que pensar en que tengo que hacer algunos más es deprimente. Me vuelvo una loca-emo-deprimida-suicida y no es divertido estar conmigo. Me quedo hasta altas horas de la noche haciendo mis trabajos porque me siento en la tarde delante de la computadora y miro el documento en blanco por horas hasta que decido que si no empiezo a escribirlo tendré repercusiones terribles en mis notas. Ya no estudio, ni reviso, ni leo, ni siquiera miro o toco mis apuntes o mis lecturas porque verlas es como una patada en el estómago. Llegó el momento en el que sólo me quiero quedar en un sitio y morir porque ya no soporto otro día de universidad. Esta fase es terrible y creo que cada ciclo se va poniendo peor, este ciclo fue terrible, aunque puede ser porque se juntó con el invierno.

Finalmente llega la fase de "solo unos días más y todo esto terminará y, en realidad, no lo hice tan mal". Esa es la fase en la que me encuentro ahora. Faltan solo algunas clases, pronto varios cursos estarán cerrados, falta solo una semana, ya sé que ya he pasado todos mis cursos. Aunque eso no es suficiente, pasar no es suficiente. Hay que ser mejor que aquellas personas que juegan ping pong todo el día, hay que tener más de 13, por lo menos. Entonces me siento más tranquila, ya no quiero llorar todo el día, ya no estoy tan preocupada. De hecho que me preocupan los exámenes que quedan pero no es tan grave, ya todo pasará. Entonces doy un último esfuerzo y paso todos mis cursos, como siempre. Mis notas no son excelentes pero para lo poco que me esfuerzo están bien. De todas formas ya me he dado cuenta que incluso cuando intento esforzarme no la hago, hay algo que me lo impide. Así que me siento contenta y me voy de vacaciones tranquila.

De nuevo, no sé si a ustedes les pasa lo mismo. Tal vez yo sólo sea una persona loca y floja que busca excusas baratas para no hacer nada y luego rendir mediocremente en la universidad. No sé, tal vez. Sin embargo, esto es básicamente lo que me ha ocurrido todos los años de mi vida estudiantil desde que tengo memoria. En el colegio la agenda era el "assignment book" y en la universidad fue la agenda "Julieta" que me dio mi mamá en Navidad "para que me organice". Debo recalcar que nunca he jalado un solo curso en mi vida, nunca he tenido que dar sustitutorios o vacacional. Probablemente nunca he tenido menos de un 12 en el reporte final. Mi promedio ponderado nunca ha bajado de 14. Así que algo debo estar haciendo bien, no me malinterpreten. Tal vez parezca que no hago nada, por lo menos eso me parece a mí, pero hay gente que en verdad no hace nada y jala, y luego estoy yo.

Este ciclo hemos determinado dos opciones: a) soy un genio o b) tengo telepatía. En verdad me he sorprendido a mí misma este ciclo. Muchas veces no he leído las lecturas y aún así he tenido mejores notas que las personas que sí las leyeron. No estudié ni resolví ningún ejercicio de Física, ¡incluso me dormí en la clase!, e igual pasé las prácticas. Pasé los pasos con gran concha y brillante estilo sin saber sobre el tema y sólo por intuición (y escuchar a mis amigos que sí habían leído repasar antes de la clase). La verdad es que tal vez sólo tengo amigos muy estudiosos y una gran capacidad de retención auditiva. Sin mencionar que las asesorías de Física a las 8 de la mañana antes de las prácticas son lo mejor. En general este ciclo no me ha parecido difícil, solo bastante time consuming. Todos los cursos esperaban que leyéramos y estudiáramos e hiciéramos trabajos todo el día, ¡como si no tuviéramos nada más qué hacer! Hasta Arte me pedía que invierta un montón de tiempo y yo estaba como: "¡Este curso vale 2 créditos y no tiene nada que ver con mi carrera! Física y Biología valen 5 créditos y sí son importantes pero no puedo hacerlos porque estoy haciendo un trabajo para Arte". Al final todo está bien, entregué todos mis trabajos a tiempo (o la mayoría, creo que no entregué un par para Arte) y tal parece que pasaré todos mis cursos.

Just chilling. Todo va viento en popa y yo he podido darme un tiempo para revivir mi morado y abandonado blog. Por cierto, no intenten esto en casa. Yo sé que parece que no haciendo nada he pasado mis cursos pero debe ser un golpe de suerte. Nunca hay que confiarse. El ciclo pasado estaba jalando Química Orgánica como si tuviera media neurona y me tuve que esforzar un culo para arreglarlo y pasar. Nunca es bueno confiarse en que tienes telepatía o eres un genio, esforzarse nunca está de más. Sé que no soy el mejor ejemplo, pero si yo viera que estoy jalando cursos estudiaría hasta las lágrimas para aprobar. No es bueno jalar cursos, niños. Eso no te hace chévere, te hace un baboso.

Encontré esa foto en Tumblr hace algún tiempo y me pareció graciosísima. Lamentablemente nunca llegaré a la fama... ¡Si saben cuál es la referencia me avisan!

sábado, 28 de mayo de 2011

Dante


Te vi, te vi, te vi
Yo no buscaba a nadie y te vi.

No me gusta cuando te vas pero me encanta que te vayas. Me encanta pensar que estás ayudando a crear un país más justo. Me encanta saber que a donde te vas es lo que logró que nos conociéramos. Me encanta que esto sea una parte de ti, como lo soy yo. Me encanta que seas tan puro, tan noble. Me encantas.

No me gusta cuando te vas, te extraño. Te extraño y me preocupo porque estás cada vez un poco más lejos y, qué sé yo, más vulnerable. Es como si allá no te pudiera cuidar de las cosas malas que podrían pasarte. Es como si estuvieras lejos, lejos, y no puedo tomar un micro y verte en 15 minutos o llamarte y hablar por horas. Estás lejos y estás ocupado y me preocupo. Estás lejos y estás ayudando a crear un país más justo, pero te extraño.

A veces pasan apenas horas, pero lo que es preocupante es pensar en el tiempo que pasará hasta que pueda abrazarte y darte un beso en la frente. Es preocupante que nos vemos todos los días y que no te veré mañana, ni pasado. Y si pasa algo, quién sabe cuánto. Y Dios quiera que no te pase nada porque eres muy bueno y muy lindo, eres la persona más buena que he encontrado en mi vida. Eres demasiado bueno como para que te pasen cosas malas y yo no quiero que te pase nada. Yo te amo.

Pasan las horas y yo sé que estás lejos, con otra gente, divirtiéndote, chambeando, siendo lindo como siempre. Yo hago lo que debo mientras espero a que regreses. Me llamas a cada rato, conversamos hasta de la comida que comemos, pero yo sé que no debes estar conversando y que debo esperar a que regreses. No me gusta tener que esperar a que regreses, me gusta que estés cerca. También me gusta que seas tú, que te vayas, que nos vayamos los dos, que nos encontremos al regresar. Me gustas mucho.

Eres muy bueno, Dante. Eres muy bueno y eres muy lindo y me soportas la ansiedad y la pena y el mal humor. Eres la persona más buena que he encontrado en mi vida y agradezco muchísimo el que nos hayamos encontrado. Eres una persona hermosa, Dante, y yo te amo como eres. Tú eres mi sonrisa y no sabes cómo me encanta todo lo que eres. Gracias por todo, me muero por ti.

Ahora leeré, dormiré, webearé como siempre y esperaré a que regreses. Son sólo un par de días y, si yo pudiera, también estaría allá. Esfuérzate como siempre, construye esperanzas, forja amistades y sueños. Se quien eres, sigue sonriendo. Yo te espero, como siempre. Te amo.

domingo, 22 de mayo de 2011

Agobiada


Yo no sé ustedes pero me siento agobiada. Tengo muchas cosas qué hacer y al mismo tiempo siento que no quiero hacer ninguna de ellas. Es como si ninguna me llamara suficiente la atención o me pareciera suficientemente interesante como para invertir horas en ella. El futuro se ve complicado y oscuro y a veces parece que lo que viene no es más que un montón de situaciones difíciles de superar.

¡Hace tiempo que no escribo! Es más, ahorita escribo para escaparme irresponsablemente de escribir la presentación del seminario de Biología II. Tengo un libro que quiero leer y creo que si lo leo voy a tener que sacar tiempo de mis obligaciones o de otras cosas que quiero hacer... Tengo que hacer demasiadas cosas y es como si no me alcanzaran el tiempo o las energías para hacerlas todas.

Éstas últimas semanas han sido complicadas. "Complicado", ¿qué significa eso? En verdad creo que es una palabra que uso cuando no sé cómo explicar una situación. Y es que la situación no se puede explicar ¡porque es demasiado complicada! Intentaré explicarlo... Las últimas semanas han sido como los días tristes, como momentos en los que ir a dormir es todo lo que esperas y despertarte es lo que más odias. Esos días en los que nada tiene sentido, en los que estás cansado de la vida, en los que cada respiro pesa porque no le encuentras un significado a nada. Son momentos en los que da miedo regresar a tiempos terribles, a ser alguien que no quieres ser, a ser alguien que no quiere nada. Y en esos momentos buscas brillo y no lo hay, buscas razones y no las hay, buscas aliento y no lo hay y entonces lo único que buscas es cobijarte en alguna esquina a esperar a que llegue algo que te dé el impulso para continuar. Son momentos complicados e inmanejables y yo no sé qué hacer más que esperar a que pasen pronto.

Lo bueno es que un día me desperté y ya no sentí el peso. Obviamente mi flojera no se va, pero intentar ponerle pilas al día a día es mucho menos difícil. ¡Por lo menos encuentro la energía para pelearme con la gente! Aún así, hay muchas cosas qué hacer y en verdad no tengo tanto tiempo como me gustaría. Probablemente en algunas semanas todo esto pase y estaré aunque sea un poco más libre para llenar éste espacio de mis tonterías, pero por ahora, ¡que sigan los invertebrados, las fórmulas, los filósofos, el Big Bang, la ciencia antigua y los trabajos sin sentido!

Una imagen que encontré por ahí. Algo para que se rían porque sino... ¡la vida no tiene gracia! (Já, see what I did there?)

miércoles, 13 de abril de 2011

Ararinha


Ayer fui a ver Rio con Dante y me gustó mucho. Cada vez más las películas para niños muestran aspectos de la realidad que aquejan a muchos, en este caso la pobreza en las favelas de Brasil. La escena en la que Fernando dice que no tiene papá ni mamá y está solo y sube a un techo de calaminas a sentarse a mirar la ciudad me partió el corazón. No quiero spoilearles el final así que no lean lo que sigue, si no les importa (como a mí) pueden seguir leyendo. Al final se queda con Linda y Tulio y todo es felicidad, ojalá así fuera el destino de todos o la mayoría de niños huérfanos del mundo. Además, como siempre, estas películas para niños suelen tener soundtracks muy bonitos. Recordemos a Aladino con A whole New World o Lion King II con Can you feel the love tonight. Ésta película trae su buena dosis de samba, alguna clase de hip hop/rap/reggaeton y esta canción que es hermosa y quiero compratir con ustedes. Me encantó, ¡voy escuchándola como diez veces!

Probablemente el post más corto de todo el blog, qué importa. Aprovecho la ocasión para anunciar que si no tienen planes para Semana Santa (que no falta nada, ¡es la próxima semana!) una buena opción es ir a construir con Un Techo Para Mi País. Es una experiencia genial.

lunes, 11 de abril de 2011

Elecciones Presidenciales 2011



Yo sé que todo el mundo va a escribir sobre esto, que probablemente ya escribieron y que probablemente seguirán escribiendo hasta que termine el año, pero eso no me detiene porque tengo algo que decir y no tengo a quién. Por favor entiendan que no soy una eminencia en política o sociología, es más, ¡puedo ser una completa ignorante! Sin embargo, a raíz de los hechos recientes me gustaría publicar un pequeño comentario.

Éstas elecciones me han hecho darme cuenta que estamos cagados. No porque Humala tenga un treintaiuno o treintaidos por ciento, no porque tengamos que escoger en segunda vuelta "entre el sida o el cáncer" sino porque nuestro país está fragmentado en partes enormemente distanciadas que no pueden llegar a un acuerdo. Y cuando no llegan a un acuerdo, se molestan y se insultan. No es por nada pero a mí no me encanta la idea de tener a Humala o a Keiko de presidentes, yo hubiera estado contenta con PPK o con Toledo, para qué. Ahora, ni PPK ni Toledo salieron. Podemos echarle la culpa a que el mudo no renunció, a la campaña de Toledo del "voto seguro", a que Humala esté primero en la cédula, o, como dicen muchos de los cibernautas, porque "hay mucha gente estúpida que vota". Pero debemos saber que esa no es la verdad.

La verdad es, una vez más, que el país está enormemente fragmentado y distanciado y que Lima no es el Perú y que San Isidro no es Lima. He leído tantos pero tantos comentarios que dicen: "¿Qué tienen los votantes de Humala en la cabeza?". Pues la verdad es que ustedes se lo preguntan, mis queridos amigos de Facebook, porque no viven en la misma realidad que estos votantes. Y mientras fue pasando el furor de insultos hacia todo el mundo empezó a surgir una frase que tiene mucha razón: "En estas elecciones no ganaron los ignorantes, ganaron los ignorados". ¿Ignorados por quién? Por un gobierno que no pudo o tal vez no supo cómo llevarles aunque sea un poquito del desarrollo que va creciendo cada vez más durante los años. Por una Lima que es incapaz de comprender sus quejas, de ponerse en sus zapatos, de mostrar simpatía hacia ellos. Por personas como alguien que tengo en Facebook que escribió en su status desde su Blackberry apenas salió el flash: "¡Serranos de mierda!". Ignorados más de lo que nosotros, sentados en nuestras camas y leyendo en una laptop, podríamos comprender. Y tal vez, al mismo tiempo, no sean tan ignorados porque hay personas que sí piensan en ellos, que intentan ayudar aunque sea enviando ropa y víveres cuando hay friaje, que trabajan en proyectos de inclusión, que abogan por sus derechos frente a empresas transnacionales inmensas que podrían explotarlos. Pero eso no es suficiente porque es tanta la pobreza y es tanto el hambre y es tanta la violencia, la delicuencia, el frío, yo no sé, que hay gritos de apoyo que se pierden y no les llegan. Entonces aparece un candidato que les dice que abogará por ellos, que pondrá mano dura para que no los vuelvan a explotar, que les hará llegar ese desarrollo que crece sin que ellos lo noten, un candidato que no se parece en nada a esas personas que los ignoran y parecen discriminarlos. 

Obviamente votarán por él, como dijo alguien en Facebook: "de nada importa la libertad si es que no tienes comida". Y, ¿qué saben ellos de la libertad de expresión? ¿De la dictadura de Chávez? ¿De Fidel Catro? ¿Quién se ha tomado el tiempo de enseñarles sobre la revolución Rusa? ¿Sobre Lenin o Stalin? ¿Sobre Marx? ¿Quién se ha tomado el tiempo de enseñarles a leer, a escribir? ¿Quién les hace llegar los libros para que lean? Como dice una amiga en Facebook: "Cuando no tienes nada que perder, te arriesgas al cambio". Y el cambio viene en formas muy diversas, ya lo hemos visto en Sendero, ahora lo vemos en Humala. A algunos les parece una desgracia, no es afín con nuestros ideales de crecimiento, mostró un despliegue mediocre en el debate, parece ser un títere de Chávez. Pero hay que comprender que hay mucha gente en el Perú que no tiene una computadora para leer su plan de gobierno y no tiene una televisión para ver el debate. Y luego tenemos a Keiko Fujimori, cuyo apellido nos recuerda un autogolpe de Estado, la disolución del congreso, atentados contra los derechos humanos, los Vladivideos y una fuga del país con mucho oro. Eso fue lo que afectó a Lima, pero ¿qué hizo Fujimori para todo el Perú? Probablemente el favor más grande para las poblaciones campesinas del centro del país, confrontar directamente el terrorismo y capturar a su líder. Fujimori se presenta como un salvador, un héroe que a pesar de encontrarse responsable de aberraciones contra los derechos humanos "hizo lo que tenía que hacer" para liberarlos del terror y las masacres. Ellos no sufrieron un par de bombas aquí y allá, ellos fueron abusados por ambos bandos y fue Fujimori quien lideró el final de su sufrimiento.

Hay muchas cosas que no entendemos y hay que comprender que somos ignorantes en el tema. No podemos pretender que entendemos su vida, que sabemos lo que se siente vivir en poblaciones marginadas. No lo sabemos y lo mínimo que podemos hacer es simpatizar con ellos y aceptar su decisión al votar. No podemos trazar márgenes en el derecho de voto ni pretender crear una democracia elitista. Ésta es la democracia que tenemos y éste es el país que hemos construido. Hacer marchas o golpes de estado contra Keiko o Humala en pro de la democracia no tiene sentido porque la democracia ya ha hablado y lo que venga después es lo que el país ha elegido. No voy a mentir, me cago de miedo de tener que vivir como mis tíos en Venezuela y pongo en duda la capacidad de Keiko de controlar al grupo fuji-montesinista pero no nos queda otra que aceptar que el Perú no es sólo San Isidro y que todos han desplegado su derecho a votar. Insultar a los votantes, promover la discriminación y aceptar la intolerancia sólo nos encierra más en la burbuja en la que hemos crecido. Es verdad, he participado en alguna broma por ahí, en alguna ironía, pero jamás se me hubiera ocurrido saltar a insultar a los votantes de Humala porque está en mi deber, y en el de todos, el respetar la elección de los demás. Lo mejor que se puede hacer en estos momentos de incertidumbre es sentarnos y pensar qué es lo que reflejan éstas elecciones de la realidad del país y qué podemos hacer nosotros por contribuir al cambio que se necesita.

La foto la tomé yo en Cusco.

viernes, 8 de abril de 2011

Carta a Carbón II




Hoy te fui a visitar a la casa de Dante, un poco obligada por las circunstancias, la verdad, pero me tomé un ratito para visitar el lugar dónde te enterramos. No pude evitar llorar un poco, por supuesto. Recordar que en un momento fuiste una criaturita activa y curiosa y pensar que ahora te estás pudriendo en una caja de zapatos enterrada en el jardín de mi enamorado. 

Siento que todo a cambiado. Ha pasado una semana y casi tres días desde que moriste y la casa ya no parece la misma. Ya no es necesario el cerrar las puertas de la cocina o de los cuartos para que no te metas detrás de la refrigeradora o mastiques los cables. Se acabó el ritual de todas las mañanas y de todas las noches de meterte en tu jaula y abrirte la puerta para que salgas. Me parece doloroso ver la sala porque tú siempre estabas ahí, corriendo, y ese era nuestro punto de encuentro, ahí te iba a buscar siempre. Cuando llego de la universidad ya no me voy directamente a buscarte, aunque mi primer instinto lo es muchas veces. Había toda una estructura creada a tu alrededor que se desmoronó de pronto y ahora tengo que volver a ordenarla. Pero no quiero. Te quiero de vuelta.

Al principio no quería limpiar tu jaula o desarmarla. No quería sacar la bolsa de viruta que estaba guardada en el clóset. No quería sacar el sulfa, Bismutol y Gatorade de mi tocador. Pero lloraba al verlos y me encontraba en esta enorme disyuntiva: intentar preservar lo que quedaba de ti o aceptar el cambio e ir con él. Ambos dolían, pero, ¿cuál podría dolerme más? No es sano renunciar al cambio cuando éste te hace daño así que presionada por Dante acepté desmontar todo lo que monté por ti. Empecé limpiando la jaula, que estaba exactamente cómo la dejaste tú al morir en ella. Desarmé la reja que debía impedirte cruzar al jardín pero que no lo pudo hacer. Recogí todo lo que dejaste al pasar por mi vida, lo metí en una caja y lo puse sobre tu jaula. Todo eso sigue ahí, en la terracita del jardín y cada vez que lo veo duele, pero no sé qué hacer con esas cosas. Así he estado hasta hoy que eliminé lo último que me quedaba: un link guardado en mis favoritos de un blog sobre cómo cuidarte. No sirvió para nada porque ahora estás muerto, y no sirve tenerlo ahí ahora que ya no estás.

A veces me torturo, te recuerdo corriendo por la sala, te imagino escondiéndote entre las plantas, espero que aparezcas corriendo por el pasillo. Es mi tortura y es mi castigo por no haberte cuidado bien. Es mi pena porque moriste y yo te esperé tanto y estuviste conmigo tan poco y ahora no me curo de la pena y no quiero a nadie más. No quiero escribir, tampoco, de nada que no seas tú. Porque me parece que es tanta la pena que cargan estas dos cartas para ti que pasar a un texto gracioso debería ser considerado insano. Aunque también es insano atormentarse.

Me curo de a pocos, ya no lloro tanto como la semana pasada y mis pensamientos no están tan disipados. Hago lo posible por mantenerme tranquila como me dice Dante, por no estar triste y no sufrir. Te juro que lo intento pero a veces simplemente parece que me lo merezco por descuidarte. En verdad lo lamento. Me hubiera gustado que disfrutaras por más tiempo de ser parte de nuestra familia. Es que eras una pieza clave. Eras quien sacaba a flote todos esos sentimientos tiernos que todos guardamos. Acá todos parecemos secos y fríos, pero todos te querían y te engreían. Eras lo que nos unía y ahora no sé qué haré. Ya no importa, eventualmente la pena pasará y aprenderé a vivir en ésta casa que de pronto parece una casa completamente nueva. Una vez más, gracias por todo lo que dejaste al pasar por nuestra casa y siento no haberte cuidado como te lo merecías.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Carta a Carbón.





Mas ¿no puedes, Señor, contra la muerte,
contra el límite, contra lo que acaba?
¡Ay, la llaga en color de ropa antigua,
cómo se entreabre y huele a miel quemada!


Fuiste un conejito lindo, chiquitito. No habrás tenido más de cuatro meses y tu curiosidad era imparable. Eras el primero al que iba a ver al regresar a la casa y el último del que me despedía al irme. Estaba tan emocionada. No sé qué hice mal.

Cuando regresé de la universidad ayer y no te acercaste cuando te llamé me preocupé. Luego vi toda la diarrea y tu carita cansada y supe que no estabas bien. Llamé corriendo a mi mamá y luego a la veterinaria para ver qué podíamos hacer y esperamos media hora. No porque haya tenido flojera de llevarte, te lo juro, porque me dijeron que el veterinario para tí llegaba a las 7 pm. Mi mamá llegó a las 6:30 pm, embalada, preocupada igual que yo. Te llevamos a la veterinaria sobre esa bateíta azul con unos trapos adentro, esperamos nuestro turno y llamaron tu nombre. El doctor no me gustó, te tomó la temperatura de una forma muy fea, te jaloneó y yo te tuve que coger. Ahí si te quedaste tranquilito, porque mamá te sostenía. Te pusieron una inyección, eso sí no lo pude ver. El doctor nos dijo que los conejitos son muy frágiles, que te teníamos que dar sulfa, bismutol y suero en gotero. Que te mantengamos caliente. Ahí le pregunté: "¿Cuándo va a estar mejor?" porque había obviado esa importantísima información. "Puede que en dos o tres días, puede que se muera", me dijo. Y en verdad creo que estuvo tan serio y tan vago porque sabía que no pasarías la noche, pero no me lo quería decir. Nos regresamos a la casa, preocupadísimos.

Cambié los trapos de la bateíta azul para hacerte una camita más cómoda. Prendí el calefactor y lo puse a tu lado. Te lavé con cuidado, sin que me importe ensuciarme en aquello que te estaba matando. Hubiera hecho cualquier cosa para salvarte. Te alojé en la bateíta para que estuvieras caliente, como dijo el doctor y te dí las medicinas que dijo que te dé. Ahí esperé y esperé, chequeando de tiempo en tiempo a ver si aún respirabas. Por alguna razón de vez en cuando te levantabas y te ibas a echar a algún otro lado del cuarto. Yo decía que era porque no querías morir en la bateíta, ¿fue así? Al final condicionamos tu jaula para que sea tu nuevo nido y te quedaste ahí. De tiempo en tiempo te daba más Gatorade, como dijo el doctor, y seguía chequeando si respirabas. A veces cambiabas de posición, te levantabas y te echabas en otra parte de la jaula. No sé por qué te echabas con la carita entre las rejas y de cara al calefactor, ¿por qué? Sentí que ya no te importaba nada. Así estuvimos desde las 9 pm hasta las 2 am.

Fue cuando vi que ya casi no respondías a mis cariños, cuando te caías para el lado, cuando tus ojos brillantes se veían vacíos y ausentes que supe que no ibas a sobrevivir. Igual te seguí cuidando, te seguí acariciando, te pedía que no te mueras. Ya parecías un muñeco de trapo, no respondías a nada pero tu corazón seguía latiendo. Entonces te cargué en brazos para darte más Gatorade, en un intento desesperado de salvarte. Ésta es, tal vez, la peor parte de la noche, ya casi a las 3 am. Cuando empezaron tus espasmos de agonizante, primero con ligeras vueltas en el cuello y luego ya se te doblaba todo el cuerpo, no pude más. Te intenté sostener pero no pude. Quería estar ahí para tí pero verte en ese estado era imposible. Te dejé en tu jaula y a pesar que no quise verlo, te sostuve con mi mano en esos últimos momentos. Me recordaste a mi hámster, cuando tenía nueve años, que murió no sé por qué pero tuvo esos espasmos horribles antes de morir. Fui a dónde mi mamá a decirle que tenías esos espasmos horribles. "Le empezaron los espasmos, ¡se va a morir!", le dije entre lágrimas amargas, amarguísimas. Me calmó vagamente y regresé dónde tú estabas, en tus últimas. Te cargué y te tuve en brazos, intenté sentir tu corazón. Pero ya no latía, por supuesto que no, ya habías muerto y no iba a poder salvarte. Lloré y lloré contigo en brazos mientras Dante me abrazaba. Si la vida fuera como una película de Disney, una de las muchas lágrimas mías que te cayeron te hubieran revivido. Pero la vida no es Disney y tú estás muerto.

Conseguimos una caja y la llenamos de viruta. Aquél ser tieso que levanté para ponerlo en la caja no eras tú, Carbón. Era un rezago vacío de lo que antes había sido tu instrumento para curiosear. Era sólo una máscara, un disfraz, a través del cual habías visitado el mundo. Puse tu cuerpo en la caja y la tapé. Y lloré, y lloré, y lloré. Lloré tanto que me sentí tonta por llorar, tanto que me sentí ridícula, tanto que quería parar y seguir mi vida como todo el mundo lo hace. Pero qué será que yo tengo, o tal vez sólo soy llorona, que lloré y lloré y sigo llorando siete horas después. Mi cara ya no parece la mía así como tu cuerpo ya no parecía el tuyo. Sigo llorando por las imágenes que recuerdo y escribo en un intento de poder liberarlas. Es que fue tan difícil, Carbón, verte morir. Fue tan difícil saber que eras mi mascota, que eras mi hijo, que eras mi responsabilidad y que moriste ayer de no sé qué, de una diarrea que te mató. Es tan difícil saber que tu cuerpo está dentro de una caja de zapatos de Nine West rellena de viruta y un animalito chiquitito, muerto, y que te vamos a enterrar en el jardín de Dante y que cuando termine con Dante seguirás en su jardín y él se preguntará qué haces ahí y yo me odiaré por no tener un jardín dónde enterrarte para que te pueda tener cerca siempre.

Es que la gente pensará que soy una melodramática, que nadie llora tanto por un conejo muerto, que me gasto por las puras. Es que no sé si entienden o no que creé este espacio enorme para llenarlo de tí pero no llegaste a rellenar ni la mitad de él. Ahora tengo un enorme espacio vacío y no sé qué hacer. ¿Qué hago con la bolsa enorme de viruta que compré para tu jaula que apenas usé un poquitito y está guardada en el clóset? ¿Qué hago con la bolsa de alfalfa que te acababa de comprar, de la que no llegaste a probar ni una hojita? ¿Qué hago con el sulfa, el Bismutol y el Gatorade que están ahí, encima de mi tocador, mirándome y recordándome que no pudieron salvarte? ¿Qué hago con las horas programadas para limpiar tu jaula? ¿Qué hago con tu jaula? ¿Y con tu bebedero y tu platito de comida? ¿Qué hago con todo lo que planeaba? ¿Con las lágrimas que lloro? ¿Con el espacio dentro de la tierra que ocupará tu caja?

Simplemente eras tan lindo y tan suave y tan activo y tan nervioso y tan tú que recordarte con los ojos vacíos y con espasmos me duele. Me duele y me da ganas de llorar y me quita el aire. Te has muerto, Carbón. ¿Dónde estarás? ¿Estarás? Cuando uno se enfrenta con la muerte surgen miles de preguntas que no quiero preguntarme. ¿Viviste bien? ¿Te cuidé bien? ¿Fuiste feliz? Me las pregunto igual. ¿Qué te mató? ¿Fueron las plantas de mi mamá? ¿El pesticida que les echó? ¿Una infección? Ya no estás y yo parezco una niñita de cinco años llorando. Parezco una niñita de nueve años llorando por su hámster muerto. Esperé diez años para  volver a tener una mascota y fuiste tú, Carbón, pero moriste muy pronto y yo me he quedado llorando y escribiendo como cuando tenía nueve. Eventualmente dejaré de llorar y seguiré con mi vida y serás un bonito recuerdo de mi pasado, pero por ahora no olvido tus ojitos vacíos y tus espasmos horribles y agonizantes. Ya no sé qué más decirte aunque tengo tanto qué decir. Pero lo que quiero decir son sentimientos que no tienen nombre, que no pueden ser descritos por palabras. ¡Cómo quise que todos te conocieran y ahora quiero que te desconozcan para no tener que decirles que has muerto! Tengo que desordenar todo lo que ordené por tí, mi vida se ajustó para que calzaras y ahora tengo que regresar todo a como era antes, pero, ¿cómo era?

Hay tantas preguntas que tengo y ni tú ni nadie más puede responderlas. Sólo me queda agradecerte por pasar por mi vida, por ser mi mascota y por luchar en esos últimos momentos. Espero que no te hayas sentido solo, porque intenté acompañarte a cada instante. Diculpa si te cuidé mal, si no tuve los medios para vigilarte mejor. Disculpa también por elejirte ese 14 de enero en el Pet Shop del Jockey porque sino nunca hubiéramos llegado a esto.Espero que, dentro de todo, algo bueno salga de esto aunque por ahora no se note. Todos te quisimos mucho, Carbón, no lo olvides.

sábado, 26 de marzo de 2011

Tres semanas y contando...



Los dolores de cabeza no paran. Son como constantes palpitaciones en mi cabeza y ya no sé qué hacer. Es tanta la desesperación que causan que invento razones para ellos, en un intento de darles forma y significado y que así ya no me molesten tanto. Cada razón es más fatal que la anterior, algunas son simplemente ridículas y otras tan serias que no me permiten decirlas porque "con eso no se juega" y yo sé que no. Así han pasado los días, entre dolores de cabeza con explicaciones tontas y serias y la incapacidad de concentrarme en aquello que es realmente importante.

Vamos tres semanas de clases y ya tuvimos el primer parcial de Física. ¿El tiempo pasa demasiado rápido o nosotros organizamos nuestras vidas de manera que parezca así? A veces parece que nos esforzamos demasiado por llegar al mañana sin fijarnos en si hemos terminado con el hoy. A veces me siento tan vieja y tan pequeña en un mundo que se mueve demasiado rápido y que no respeta mi sentido del tiempo y del espacio. Y a mis prontos casi-diecinueve años no tengo por qué sentirme vieja ni lenta, aunque todos queremos pensar que somos ultra especiales. Es que a veces simplemente me siento tan cansada, como si lo único que quedara fuera dormir hasta sentir que el sueño se lleva el cansancio acumulado durante los años y los fracasos y las pérdidas se disipen al soñar. Es que en la historia del universo diecinueve años no es nada, pero en mi historia jamás volveré a ser tan joven y nunca he sido tan vieja como lo soy ahora.


No sé qué escribir, no sé por qué. Me siento cansada y vacía, como si todo lo que quisiera decir ya estuviera dicho y todos mis esfuerzos se gastaran día a día en la lucha por el título universitario. Mi ingenio se gasta en resolver ejercicios de Física y decir comentarios sarcásticos este ciclo... Hago lo posible por mantenerme despierta ahora a las 2:34 am, creo que sería mejor que me rinda al sueño y aproveche las horas de sueño corridas y la falta de reloj despertador de éste sábado.

Yo tomé la foto, un maravilloso cielo de verano al regresar de la universidad.

martes, 8 de marzo de 2011

Vacaciones (se acabaron)



Segundo día de clases. Empezó el tercer ciclo. El verano se pasó volando cual águila con menos ocurrencias de las esperadas, cuándo no. El sol sigue fuerte, caminar al paradero es un martirio pero lo peor es la disyuntiva de ponerte short o no. Nunca sabes qué comentarios obtendrás al caminar por la calle...

Lo único de lo que me quejo de éstas vacaciones es que no fui a la playa lo suficiente ni tomé suficientes fotos. Sigo blanca y la memoria de Lola está vacía. Aparte de Año Nuevo y mi insolación mortal, mis dos intentos de ir a la playa fueron un rotundo epic fail. La primera vez había demasiada gente y me la pasé encerrada en la casa para evitar el caos. La segunda vez soporté el arduo viaje en micro de dos horas parada, aplastada y con el penetrante aroma a sudor sólo para encontrar que no hacía sol y que, más bien, tenía un poco de frío. Luego me comí un ceviche muy caro y me encontré con gente que no quería ver. Aún así no fue una mala experiencia porque dormí en la playa y pasé el día con Dante, fresh... Pero un poquito de sol no hubiera hecho daño, por lo menos para sacarme de mi blancura... Wishu se queja porque tuve la oportunidad de ir a la playa y no fui, debería aprovechar mejor la playa, dice. Supongo que es verdad, para eso está el verano, la casa de playa y el bikini nuevo pero ya veremos si me mando unas idas de emergencia mientras aún queda sol.

Al final vi a mis amigos un poco más. Conversamos, webeamos, vimos películas, le metimos terror a Carbón, nos reímos del primer homo, chismeamos, contruimos escenarios imposibles, desenredamos lana... Ya saben, lo que hace la gente normal. Ahora regresamos a la universidad, a vernos todos los días, a almorzar juntos, a hablar de pokemon y echarnos en el pasto con los bichitos. Extrañaba los temas que aparecen randomly y se convierten en las conversaciones más divertidas de la historia. Es algo que no se encuentra en todos lados. Las clases no son lo que se esperaba, consumen más tiempo del que pensaba y más tarde eso se volverá un problema grave. Cuando tienes muchos proyectos qué hacer y muchos exámenes para los cuales estudiar, leer para un paso corto antes de la clase de Biología II (aunque el promedio de ellos sume el 15% de tu nota final)  o quedarte haciendo mesas en Second Life para Arte puede pasarte la factura. Me da miedo que, eventualmente, me vea obligada a priorizar ciertas responsabilidades sobre otras y elija mal. Como si decidiera no estudiar para el paso corto y termine jalando Biología, o decidiera que tal ensayo no es tan importante porque tengo que estudiar Física y jale Filosofía. No quiero jalar nada nunca en mi vida. Mi terror, más que el dogma (como dice el profe de Filosofía), es jalar. Haré lo posible por no hacerlo, lo juro. Otra cosa sobre la universidad: está repleta. Ver tanta gente me enferma. En verdad es demasiada gente. Parece el Jockey en domingo, el Parquelamor en San Valentín, Ripley tres días antes de Navidad. Simplemente son hordas de estudiantes caminando de un lado al otro buscando sus clases, hablando, gritando, ¡respirando! No lo puedo soportar. Y todavía falta Veterinaria.

Por más entretenido que resulte el regresar a clases y estar con mis amigos todo el día, me costará acostumbrarme. En especial por mi cambio de horarios de sueño durante las vacaciones. Empecé yéndome a dormir a eso de las 2am y despertándome a las 10 u 11am y en la última semana me iba a dormir a las 4 ó 5am y me despertaba a la 1 ó 2pm. El tiempo ya no tenía sentido para mí. Día y noche no hacían diferencia. Ahora intentar irme a dormir a la 1 es imposible, ayer lo intenté y estuve tres horas dando vueltas en la cama hasta que por fin pude conciliar el sueño... Sólo para despertarme a las 7:30am. Ya por las  dormí. Y terminé durmiéndome en mi primera clase de Biología II mientras Hugo nos contaba los hallazgos de Darwin durante su viaje a bordo del HMS Beagle por Sudamérica, Australia y África (no crean que no me sabía la historia). Conclusión: Mis horarios de sueño están cagados. Hay otra cosita a la cuál me costará acostumbrarme y es algo que me duele mucho. Hay dos seres que acostumbraba ver todos los días, prácticamente a toda hora durante las vacaciones y que ahora no podré verlos tanto. ¿Adivinaron? Dante y Carbón (por eso no dije personas). Me da demasiada pena no poder ver a Dante todo el tiempo y tener que dejar a Carbón abandonado solito en la casa mientras que estoy en la universidad. Es como que estoy acostumbrada a su presencia y a tenerlos siempre cerca y de pronto no puedo porque tengo que atender a clases y me gustaría poder llevarlos conmigo pero sé que es imposible. Pero igual me gustaría.

Oh, vacaciones, se terminaron muy rápido. En parte porque yo estaba segura que empezaba clases el 14 y que todavía tenía una semana más para ajustar mis horas de sueño y hacer lo que no hice. No trajeron todo lo que quería, pero no importa, trajeron lo suficiente. Ahora empieza nuestro tercer ciclo, nuestro segundo año, nuestro último ciclo en Camacho. Dante me dice que los años se pasarán volando, que de pronto me daré cuenta que me falta sólo un año para acabar la carrera y que me tengo que enfrentar al mundo "de los grandes" demasiado pronto. Por ahora estoy empezando mi tercer ciclo. Hagamos nuestro mejor esfuerzo.

Encontré la imagen en Tumblr, no sé de dónde será.

miércoles, 23 de febrero de 2011

No pensar tanto



Nica, este post va vagando por el espacio de "creación de entradas" desde hace más de una semana siendo leído, editado, releído, abierto, cerrado y guardado por las puras. Me cansé. Post, por fin te dejo ser libre y ser tú, no te seguiré encarcelando bajo mi perfeccionismo y mi ansiedad. Te presento al mundo.

Me gusta pensar que no hay nada qué hacer por la vida. Que lo hecho, hecho está. Que los días pasan y que no hay nada qué hacer para evitarlo. Que todo pasa por algo y que no tengo por qué molestarme si las cosas no salieron cómo a mí me hubiera gustado. Al final, el mundo tiene sus razones y yo sólo debo amoldarme a ellas. No hay por qué hacerme de mala sangre.

A veces, como ayer, escribo largos textos exponiendo varias opiniones y mis puntos de vista acerca de ellas. A veces, también como ayer, se borra el texto largo, largo, largo de seis párrafos que escribí y me deja mirando de nuevo el espacio vacío en la pantalla. Entonces yo pienso: "¿Qué pasó con todo mi esfuerzo? Me demoré tres horas en escribir esto, ¡me estoy yendo a dormir a las cuatro y media por este texto!". No hay nada qué hacer. El texto se fue, se perdió. Gran problema de que blogger guarde los cambios cada tres segundos justo cuando no lo necesitas. Gran problema que meta fotos entre cada párrafo para exponer mejor mi punto de vista. Gran problema que presione Ctrl + v en vez de Ctrl + c porque soy una babosa. Gran problema que escriba directo a blogger y no primero en Word o en el notepad. Grandes problemas que después de dos segundos valen nada, porque "lo hecho, hecho está" y no importa cuánto me moleste, cuánto reniegue, cuánto me queje, cuántos "mierdas", "carajos", "putamadres", etc. salgan por mi boca o por mis dedos. El texto largo de seis párrafos no regresará. Mejor lo dejo descansar en paz y de paso a mi hígado también.

Me gusta no molestarme por lo inevitable, por lo que ya no se puede arreglar. El jugo se cayó, sí, ¿lo limpiamos y luego hacemos más jugo? Se rompió el florero, sí, ten cuidado que pisas los pedazos, ¡hay que limpiar rápido! Me da risa cuando la gente se disculpa por derramar el jugo o romper el florero, pensando que me voy a molestar con ellos, que jamás les voy a volver a hablar, que les voy a pegar. Prefiero reírme a molestarme por algo que no puedo arreglar, que sucedió porque sucedió y ya nada se puede hacer. Luego se asustan, se preocupan, piensan que estoy molesta con ellos y que lo estoy ocultando. Piensan que el odio está creciendo dentro de mí por lo que hicieron y que eventualmente reventaré y les gritaré su vida y ellos no podrán hacer otra cosa que disculparse.Pero no, yo no me molesto, yo lo dejo pasar. No vale la pena molestarse por lo pasado y aunque intento hacerles entender que no me preocupa, mi cara de "no estoy preocupada" no parece convencerlos. Supongo que debo practicarla.

Ps. ¡La frase del título esta en una fotito en el blog de M! Simplemente me pareció relevante.
La foto es sacada de aquí y es de este artista.

sábado, 12 de febrero de 2011

30 cosas que me hacen feliz



A veces creo que paso demasiado tiempo overthinking lo que quiero escribir en mi blog y tal vez por eso no escribo tanto. Al final mis posts pueden ser muy largos o tediosos y los escribo cada vez que se alinean los planetas en orden alfabético así que aquí va un post light, como la Inca Kola light o la gelatina light...

30 cosas que me hacen feliz (no precisamente en orden de importancia):
1. Cuando Carbón viene cuando lo llamo.
2. Quedarme dormida abrazando a Dante.
3. Cuando sale el sol y hay viento tibio.
4. Preparar la ensalada para la cena y que a todos les guste.
5. Sentirme limpia y fresca después de ducharme.
6. Cuando saludo a gente en la calle y me responden (¡sin mirarme raro!).
7. Bebés que bostezan.
8. Parejas de ancianos contentos que mantienen el buen humor.
9. Niños educados.
10. Perros que se acercan a saludarte alegremente en la calle.
11. Nubes con formas divertidas.
12. Cuando mi mami me pide que la acompañe porque "quiere mi opinión".
13. Cuando mi hermano se acerca a contarme su día.
14. Ponerme cualquier ropa en la mañana y más tarde en el día descubrir que quedaba bien junto.
15. Pajaritos en la calle que hacen ruidos graciosos o bonitos.
16. Encontrar lo que estaba buscando.
17. La comida rica.
18. Quedarme horas echada en mi cama haciendo nada.
19. Dormir en la playa.
20. Las imágenes o fotos bonitas que encuentro en internet.
21. Andar sin zapatos por la casa.
22. Tomar fotos a todo y a todos.
23. Ver fotos antiguas en las que salgo con mis hermanos o mis primos.
24. Preparar tortas y que queden bien.
25. Cantar a todo pulmón las canciones que me encantan.
26. Comprarme (o que me compren) algo muy bonito que quería desde hace tiempo.
27. Las conversaciones largas sobre la vida con mis amigas.
28. Irme de viaje y conocer lugares nuevos.
29. Aprender.
30. Lograr lo que me propuse.
(La yapa) 31. ¡Recibir comentarios en mi blog!

La foto fue sacada de aquí y es de este artista.

lunes, 7 de febrero de 2011

Carbón

Esta foto de Carbón me gusta. Lo de atrás es, obviamente, su jaula.

Mis lentes, Carbón, y un pedazo de viruta.

Así come él.


Ya casi no escribo, aunque tengo muchos temas rondando en mi cabeza. Es como si me pusiera a escribir el post dentro de mi mente, como hablándome a mí misma. Incluso regreso en mis palabras, lo corrijo y cuando estoy satisfecha con él, por fin me puede dejar en paz. Muchas veces esto no me deja dormir o continuar durmiendo (a veces "escribo" mis posts antes de dormir y a veces son lo primero que se me ocurre en la mañana, cuando quiero seguir durmiendo). Siento que he cambiado mucho con respecto a lo que era cuando empecé este blog y entiendo perfectamente el por qué. En poco menos de un mes se cumplirá un año desde que lo creé y ha sido un año de cambios. Sobre eso ya escribiré en su debido momento (en el aniversario) pero a lo que iba es que mientras antes estaba sola y lo primero que hacía era abrir mi blog para expresar lo que pensaba, ahora tengo a alguien a quién le puedo contar las cosas por lo que ya no escribo tanto. Además que paso tanto tiempo con él que luego tengo barely enough time como para escribir. Pero vayamos directamente al post.

No, no voy a escribir sobre ese combustible sólido negro que usamos para prender la parrilla aunque por el título podría tratarse de eso. Voy a escribir sobre mi conejo enano. Sí, se llama Carbón y como podrán imaginar, es negro. Sí, se me ocurrió que su nombre podría ser un poco racista y ya me lo han dicho algunos amigos pero yo supongo que como lo llamé así sin ninguna mala intención no tiene por qué serlo. Además, ¡le calza perfecto! Como podrán ver en las fotos de arriba, Carbón es chiquitito, es una bolita de pelos negra con orejitas y con ojitos marrones. Les contaré su historia.

Yo no tengo mascotas desde los diez años. A los 9 mi mamá me compró un hamster que se llamó Harry, era de esos blancos con marrón-naranja clásicos, no los hamsters enanos. Me lo compró por premio a mis buenas notas porque yo me moría por tener una mascota y mi mamá no me dejaría tener un animal más grande. Además, yo prometí limpiar su jaula y cuidarlo bien. Harry era súper renegón y muchas veces me mordía horrible cuando intentaba hacerle cariño o cargarlo pero a mi me gustaba tener una mascota. Después de un año de muchos incidentes extraños, Harry murió en invierno y yo lloré inconsolablemente como cualquier niña de 10 años cuando muere su mascota. Desde entonces mi mamá no quiso comprarme otro animal porque se quedó con que el hamster olía horrible y no era para nada lindo. Ahora, ocho (casi nueve) años después, accedió a comprarme un conejo enano. He estado emocionadísima durante meses, pregúntenle a cualquiera. Ha sido siempre: "mi conejo esto, mi conejo el otro, quiero un conejo blanco o negro, estaba pensando en estos nombres...". Pero como sabrán que estuve ocupada, luego mudándome y todo no pudimos comprarlo hasta que todo se settle down. El punto es que terminé comprando mi conejo el viernes 14 de enero, hace poco más de tres semanas . Un par de días antes me fui al Centro para comprar su jaula, viruta y bebedero que sumaron en total 32 soles, lo que me hizo muy feliz.

El viernes 14 de enero llegué a la oficina de mi mamá con Dante en la noche y ella nos llevó al Jockey, al Pet Shop. Habían muchos niños gritando y jugando así que mi mamá salió y Dante y yo nos quedamos eligiendo el conejito. Yo había pensado comprar un lop, de esos que tienen las orejas caídas y se ven lindos y tristes a la vez. Como había mucha gente se demoraron la vida entera en atendernos así que nosotros mirábamos a los conejos intentando determinar cuál era enano y cuál no. Había uno blanco y uno negro que estábamos seguros que eran enanos. El negro era tan chiquitito y dormía en una esquina apachurrado con otros conejos más grandes. En ese momento Dante y yo decidimos que compraría el negro, sea lop o no. Cuando por fin nos atendieron nos dijeron que, en efecto, era un conejo enano, pero no era lop. Lo compramos de todas formas y lo llevamos a la casa. Yo ya le había preparado su jaula en una esquina de mi cuarto, un hambiente provisional hasta que sacaran unos vidrios que se habían quedado en el patio. Así Carbón y yo nos volvimos room mates.

Al principio se la pasaba escondido detrás de la cortina, ni siquiera metido en su jaula. Poco a poco fue paseando más por el cuarto y descubriendo nuevas cosas. Eventualmente descubrió el baño y siempre que yo abría la puerta para entrar, él entraba corriendo también. Luego su curiosidad aumentó y descubrió que las puertas llevan a lugares distintos entonces cada vez que abría una puerta, Carbón se acercaba corriendo. Incluso si era sólo la puerta del clóset que sólo lleva a darse en la cara contra cajones. Cuando salía de mi cuarto o le abría la puerta a alguien, Carbón salía corriendo cual Flash, pasando el pasillo, directo al cuarto de mi mamá. Si la puerta de mi mamá estaba cerrada, corría hacia la sala. Es rapidísimo, no tienen idea. Además, no saben lo sucio que estaba mi cuarto. Todas las mañanas lo barría y limpiaba el piso porque dejaba caca por todos lados. De todas maneras, la caca de los conejos no es nada especial, son como bolitas de pasto comprimido, pero es irritante tener que caminar por tu propio cuarto sorteando cacas. Y sin mencionar que se orinaba siempre en los mismos lugares: delante de la puerta de mi cuarto, al lado de la puerta del baño y luego delante de la puerta del clóset en donde guardo su comida... y mis zapatos. Y su orina no es como aguita que sólo moja y es fácil de limpiar, no. Si se queda mucho tiempo en el parqué, deja marcas y como que corroe el barniz así que tenía que darme cuenta rápidamente para limpiarlo.

Mi mamá se cansó de verme vivir entre pila y caca de conejo así que apenas quitaron los vidrios del patio hace un par de días (en realidad ella quería que lo moviera desde hace más tiempo), movimos la jaula de Carbón al patio. Ahora cada vez que paso por el pasadizo (que queda delante del patio) me siento culpable porque Carbón corre hacia el vidrio esperando a que lo saquen. El patio no es pequeño, pero supongo que se aburre estando solito y sin nada más que su jaula. De hecho voy a visitarlo o lo traigo a mi cuarto conmigo pero cuando salgo o en la noche estoy permanentemente preocupada de si tendrá frío o si se sentirá solo. Dante me dice que está bien preocuparme por mi mascota, pero que ya es un exceso que no pueda estar tranquila nunca por pensar en cómo estará el conejito. Supongo que es cierto, que tiene lo que necesita para estar bien y que no debería preocuparme tanto pero no puedo evitarlo. Me siento demasiado feliz cuando se acerca sin que lo llame y se sienta al lado de mis piernas o cuando me lame los dedos cuando me acerco a tocarlo porque es como si estuviera agradecido conmigo, lo que significa que lo estoy cuidando bien.

Creo que no tiene sentido llevar un animalito a casa si es que no lo vas a cuidar como corresponde. Entiendo que falte plata para llevarlo al veterinario o para comprarle la mejor comida, pero si alguien va a llevar a una mascota a casa y al final sólo la maltrata, no tiene sentido para mí. Para empezar que el llevar un animal a casa es una decisión propia. No creo que nadie compre un perro porque no quiere tenerlo o que recoja un gato de la calle porque le parece feo. Si se va a tener una mascota en casa es para cuidarla bien porque para tal caso se podría conseguir a alguien más que sí lo va a querer. He visto tantas veces animalitos que se vuelven agresivos o temerosos porque los han tratado mal y yo no entiendo como alguien podría ser tan cruel de golpear a un animal sin razón alguna. Si no les gusta el animal, no lo miren. Los animalitos no te van a obligar a que les prestes atención o que los mires, si a alguien no le gustan los animales simplemente no tiene que acercarse a ellos. A mí sí me gustan los animales y por eso tengo un conejito que intento cuidar lo mejor que puedo. Me de miedo volverme una persona negligente o cuidar mal a Carbón por ignorancia.

En todo caso, esta es la historia de Carbón, mi conejito enano negro. Espero escribir sobre lo que tenía pensado escribir pronto, ¡haré el esfuerzo!

domingo, 23 de enero de 2011

Vacaciones



Las vacaciones es una de esas épocas en las cuales lo que esperas de ellas es completamente distinto a lo que terminan siendo, o por lo menos para mí. Siempre empiezo las vacaciones pensando lo mismo: iré mucho a la playa, descansaré mucho, veré mucho a mis amigos, visitaré los lugares que no pude visitar durante las clases por falta de tiempo, comeré cosas ricas, conseguiré un trabajo para no aburrirme... Todos los años es lo mismo. Aunque tal vez de más chica pensaba más cosas como: comeré muchos helados D'onofrio en la playa, cavaré muchos hoyos en la arena, me bañaré mucho en el mar... En realidad cuando era pequeña tal vez sí cumplía con mis planes de verano, pero ahora que tengo 18 años no soy capaz de cumplirlos a pesar de tener más autonomía.

Primero, no conseguí el trabajo. Starbucks no me quiso, Bembos no me llamó, ya no recuerdo en cuales otros me apunté... El punto es que no tengo trabajo de verano y por lo tanto me pudro en la computadora por horas de horas. Además, no he ido a la playa, sigo tan amarilla como siempre. Fui a la playa en año nuevo, pero me dio tal insolación que no pude volver a echarme al sol. Fue verdaderamente deprimente. Fue algo como: llegamos el 29 y hueveamos por el hotel, el 30 visitamos el complejo del Brujo y el museo de la señora de Cao, el 31 nos mandamos la insolación mortal, 1 de sufrimiento y quedarnos encerradas en el cuarto, 2 de sufrimiento y quedarnos encerradas en el cuarto, 3 de sufrimiento y regresamos a Lima. Ya han pasado 24 días y yo sigo peleándome. Es vergonzoso. El punto es que con la mudanza y las compras para la casa y etcétera no hemos ido a la playa. Es verano y no estoy negra, ¡¿qué me sucede?!

No he visto a mis amigos. Bueno, sí he visto a los Tunkis durante los partidos y el tono y he salido una vez a Bernabé, pero no he visto a mis amigos de la universidad. Bueno, cuando me fui de viaje en Año Nuevo fui con Vivi y hace un par de días fui al Parque de las Leyendas con ella también pero no he visto al resto. A excepción de esa vez que vimos un par de capítulos de The Big Bang Theory en la casa de Marcos en algún momento de la vida que ya olvidé la fecha... Por alguna razón somos pésimos organizando salidas, creo yo. Siempre que queremos hacer algo, alguien no puede ese día y pide que se cambie o alguien no tiene plata (esa soy yo) o al final simplemente no sale. Tenemos un par de salidas en el aire esperando a que dejemos de posponerlas y que nos pongamos en acción. Me muero de ganas de verlos, tres meses es demasiado tiempo sin ellos y eso no puede ser.

Se supone que las vacaciones están hechas para descansar. ¡No entiendo por qué estoy siempre tan cansada! Debe tener algo que ver con que mi enamorado hace delivery de licor por las noches y yo lo acompaño hasta las 3 ó 4 am o que tengo una obsesión poco saludable con rebloggear fotos en Tumblr hasta altas horas de la noche. Me duermo a las 3 ó 4, me despierto a las 11 am y luego paso todo el día como un zombie hasta que por fin me despierto por completo en la noche. O ha pasado muchas veces que tengo que cuidar mientras están haciendo trabajos en la casa o acompañar a mi mamá a algún lado y me despiertan tempranísimo (8 ó 9 am). Entonces duermo dos o tres horas en la tarde, lo que invierte aún más mis horas de sueño. Lo peor es que no es como si estuviera saliendo mucho a fiestas o a emborracharme como algún joven común y corriente. No, lo que sucede es que yo soy otra geek más con una vida muy activa en el Internet que causa que siempre esté cansada en mi vida fuera del Internet. Al final el punto es que estoy permanentemente cansada y con dolores de cabeza, lo cual no es el punto de las vacaciones.

Sobre salir a lugares bonitos y sobre comer. No tengo plata. Soy misia. No cuento con una fuente de ingresos y me siento permanentemente culpable por pedirle dinero a mi mamá para cosas frívolas e innecesarias. Entonces no tengo dinero para salir a ningún lado ni para comprarme cosas ricas de comer. Los 8 soles 50 de la entrada al Parque de las Leyendas me parecieron una barbaridad, sin mencionar el taxi de ida que nos cobró 12 soles (4 cada uno porque eramos tres personas) y el pasaje de regreso. Además que no había comido nada ese día y me habían obligado a jugar football por lo que cabe resaltar que yo no hacía deporte desde hacía más de un año y estaba a punto de desmayarme. Pedirle los 15 ó 20 soles a mi mamá "para ir al Parque de las Leyendas" me resultó vergonzoso, ridículo, casi patético. "Mami, ¿me das 15 ó 20 soles para ir al Parque de las Leyendas? Por favor". No, simplemente no. Suena a: "No me importa lo duro que trabajas, yo solo quiero dinero para poder ir a ver animalitos". Eso es inaceptable. Resumiendo: soy misia y tengo profundos sentimientos de culpa.

Entonces este es un post de rant sobre cómo las tan esperadas vacaciones de verano entre mi primer y mi segundo año de universidad no han sido tan buenas como las imaginé. Big deal. No es como si no hubieran ocurrido cosas buenas, tampoco. Tengo a mi conejito enano precioso, Carbón. Es lo máximo y lo adoro aunque es medio tonto y me mantiene preocupada. Paso un montón de tiempo con mi enamorado a quien amo muchísimo y que me cuida cuando tengo mis dolores de cabeza y que me hace reír con sus cosas raras. Me he mudado, mi cuarto es más grande y más bonito y en general el departamento nuevo es más espacioso, moderno e iluminado. Me gusta tener mi baño propio y poder tener señal del Internet en mi cuarto sin hacer esfuerzos sobrehumanos.

En fin, no han sido unas vacaciones del todo malas. Queda aproximadamente un mes y medio y tras este análisis de cómo mis vacaciones van hasta ahora he decidido ponerme las pilas para hacer de ellas algo mejores. Cuando empiecen las clases no quiero estar arrepintiéndome de que no la pasé lo suficientemente bien o que no hice todo lo que quise hacer. Hay que sacarle el jugo a las vacaciones porque se viene Física I y eso no va a ser precisamente agradable. Además, ¡no he escrito casi nada a pesar de tener tiempo de más! Buscaré temas de los cuales escribir para no dejar mi blog atrás. Esta es una promesa, tengo el tiempo así que lo utilizaré mejor. Sí que sí, en vez de sentarme y quejarme intentaré hacer más. Espero que en el próximo post pueda escribir algo como: fui a tal lugar con tales amigos y también a la playa y comí tal cosa buenasa y me compré ropa paja en Gamarra y bla, bla, bla.

La foto fue sacada de aquí y es de este artista.

viernes, 14 de enero de 2011

Yo no entiendo a los que no lloran, pero me gustaría entenderlos


Me encuentro a mí misma y ya no sé qué hacer con los sentimientos que se escapan por mis dedos y que ya no puedo contener. Caigo en mi propia trampa, en mi propio dolo, y me retroalimento de él para seguir sufriendo lo mismo por lo mismo. Es inútil. Soy inútil en mi intento de escapar del círculo y abandonar el dolor. No sé qué soy, ni quién soy y no sirvo para esto. Me dejo caer en el círculo y todo vuelve a empezar.

Es una autoflagelación, una pena autoimpuesta.Soy yo contra mí misma y es todo lo que me molesta de mí multiplicado por un millón. Me regocijo en mis inseguridades, me acurruco en mi pena. Las imágenes pasan a mil por segundo y ya no reconozco a esa que me mira en el espejo. Me desfiguro a mí misma, me transformo y me odio porque quiero odiar algo, preferentemente a mí. Cada detalle me irrita, todo lo que soy me enerva. Soy lo que detesto y detesto lo que soy. Ya no sé qué vino primero, mi odio o yo. No sé si soy el producto de mi odio o si llegué a odiar lo que soy.

Y de cierta manera me entretiene, de cierta manera juego con el sentimiento que presiona mi pecho y creo un nuevo problema en mí misma para odiar. De cierta manera juego con el recuerdo de mi odio, desenpolvo mis inseguridades enterradas y les doy un nuevo sentido para existir. Ya no tengo catorce años ni necesito el Prozac, pero juego el mismo juego y caigo en el mismo círculo de hace ya casi cinco años.

No hay mucho más que decir de esto que ya no siento hoy, pero sentí ayer a las cuatro de la madrugada.

La foto es sacada de aquí y es de este artista.