miércoles, 17 de marzo de 2010

Ay, que la vida se va...




Es gracioso cómo, con el tiempo, vas perdiendo el cariño de aquellas personas que solías querer tanto y que, tal vez, aún adores también. Es comprensible que crezcas, que pase el tiempo y que los demás crezcan también. Es comprensible que todos tomemos diferentes caminos y diferentes decisiones. Pero, ¿qué pasó con todo el esfuerzo? ¿Qué pasó con todo aquello que soñamos? Dime donde lo metemos...

De pronto me ha invadido la nostalgia, una vez más. Gracias a mi amado Wikipedia he encontrado que "nostalgia" es una palabra que fue inventada en 1688 por Johannes Hofer para nombrar la condición llamada "mal de Suiza". Ésta "enfermedad" se veía más que todo en mercenarios suizos que al encontrarse en Francia o Italia extrañaban su hogar en las montañas.De ésta forma se creó la palabra nostalgia que viene del griego "nostos", que significa regreso y "algia", que significa dolor. La nostalgia es el dolor que te produce el no poder regresar a lo que has dejado atrás.

De la misma manera, siento un peso en el pecho por todo aquello que viví y que se quedó atrás. Recuerdo una vez que estaba en Santa María y le dije a mis amigas: "¿Soy yo o cada verano es más aburrido cada vez?". Por supuesto, vas creciendo y las cosas cada vez te van pareciendo menos divertidas y más ridículas. ¿Rodar por un cerrito? Pfff. ¿Escalar la pirámide de llantas del parque? Pffff. ¿Construír castillos de arena? Pfffff. Al final se iban tachando opciones para las cuales "ya estábamos muy grandes" y, ¿qué quedaba? Tomar sol, comer helados, tomar alcohol en la vía pública. Y como yo no tomo, sólo quedaba tomar sol y comer helados. Me gustaría regresar a esos tiempos cuando podía divertirme por horas con las cosas más pequeñas de la vida. Cuando podía pasar un verano entero completamente desconectada de la ciudad sin que me preocupara en lo más mínimo. Cuando me iba a dormir satisfecha porque había pasado todo el día en la playa bañándome en en mar y contruyendo castillos de arena.

Luego vino la época de los amigos. Todo lo que importaba es cuan cercano eras a tus amigos. La diversión no era diversión si no estabas con tus amigos. El mundo giraba en torno a tus amigos
Y así puede ser que haya sido la etapa en la que tenía más amigos. Con ellos me divertí y tengo mil anécdotas de risas y estupideces que se van hundiendo poco a poco en el olvido. Al final, esos amigos que tanto adoré se fueron y quedan sólo unos pocos, tres o cuatro. Por supuesto, he ganado nuevos amigos también, en especial ahora que comenzó la universidad. Pero con ellos comenzaré nuevas historias, de las historias pasadas no queda más que el diáfano recuerdo. Los amigos que estuvieron conmigo durante mis días tristes ya no están o están muy lejos. Lejos física y emocionalmente.

Y como olvidarlo, los amores. El chico que me gustó toda primaria. El chico del que se trató mi primero de secundaria. El chico que ocupó todo mi 2006 y la causa y cura de mis días tristes. El chico con el cuál tuve una relación de dos años y ocho meses. Esos amores que llevo tan cerca a mi corazón y que al mismo tiempo se sienten tan lejos. Que divertido era cuando me gustaba Alvaro en primaria. Ir al colegio con esperanzas de hablarle y mirándolo toda la clase. Esas pequeñas cosas son las que te dan esperanzas y razones para convertir cualquier día en un día genial. Ignacio que me enseñó tanto y que ahora ya no está. Su muerte dejó un gran hoyo dentro de mi que no creo poder curar nunca. Él me enseñó que ser especial está bien, que siempre puedes ser interesante y que simplemente tenías que ser tu mismo. Después vino Santiago que me enseñó tantas cosas y, a largo plazo, me dio tantas razones para quererme (aunque si lo vieran desde mi punto de vista es un tanto irónico). Y Luigi, por supuesto. Dos años y ocho meses no pasan por las puras y no podría agradecerle más por su tiempo y sus atenciones. Él fue tan paciente conmigo, soportando todas mis angustias, todos mis nervios, mis malos humores. Al final les agradezco infinitamente a los cuatro por pasar por mi vida y dejar su huella. Me da mucha pena que ya no estén conmigo, cada etapa fue buena a su manera y siempre me gusta recordarlas. Es hora de empezar nuevas etapas, si, pero esos momentos son importantes y memorables. Los extraño, a los cuatro, pero también extraño a quien yo era con cada uno de ustedes.

El pasado me trae incontables aventuras y momentos invaluables que tengo miedo que no se repitan jamás. Eso es lo que me invade más de nostalgia. El hecho que todos esos momentos y todas esas personas estén perdidas para siempre en un laberinto en el cual no las podré encontrar. El hecho que no regresarán y que yo no me volveré a sentir como me sentí con ellos nunca más. El hecho que todos se van lentamente y yo me quedo en la nada sin un lugar donde pararme con seguridad. Si mi pasado se va, ¿con qué me quedo?

Por lo menos se que me tengo a mi misma, pero eso no evita que me invada la nostalgia.

2 comentarios:

Fräulein N. Phos Mousou dijo...

Mierda. Entiendo todo, y me deprimo!
siempre he soñado con poder parar el tiempo ._. aun no lo logro.

Lele dijo...

No hay por que deprimirse, es la vida y asi sera siempre. La vida pasa y se va, la gente pasa y se va. Hay que aprender a vivir con ello, aprender a dejar las cosas ir pero da pena pensar que ya no estan...