domingo, 9 de marzo de 2014

Bochorno



Me despierto entre sábanas blancas cubierta de tu olor y tu tacto y tus besos como un sudor seco pegado a mi piel. Y siento, pegajosos, los recuerdos bloquear mis poros, impidiéndome respirar. Me despierto entre tus brazos que ya no están y palabras que no son más que susurros en el bochorno. Entonces me sobo los ojos  y veo tus iris observándome en la oscuridad de mis párpados cerrados. Me estiro y se descosen las suturas de tus heridas y vuelven a doler, y vuelven a sangrar.

Creo que es hora de darme un baño.

Me meto en el agua y me lavo el pelo una y otra y otra vez intentando quitar tu olor como si se tratara del hedor de cigarro de una mala noche. Enjabono mi cuerpo y lo restriego con la esponja intentando deshacerme de esa capa de piel que tocaste, que grita tu nombre y que arde de pena y vacío. Me quedo bajo el agua y ya no sé si es la ducha o si lloro.

Me quité todo, quedé vacía.

Por fin me dejaste.

Cierro la ducha, tomo la toalla, salgo del baño y me doy con la sorpresa que el mundo es nuevo.

Estoy limpia de ti.


Tengo entradas escritas que no publico porque siento que nunca estarán listas. Me cansé, aquí va una.
La imagen es de aquí.

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