Caminas por ahí buscando de quién enamorarte, intentando olvidarla. Buscas en todas alguna característica que te llame la atención al menos un poco, buscas una cara, cualquiera, que te haga saltar el corazón. Sigues, por todos los medios posibles, intentando dejar atrás la tristeza, el vacío, la soledad. No logras estar tranquilo contigo mismo, incluso después de tantos meses.
Sigues en las mismas, en las mismas soledades que te apremian cuando estás solo en tu cuarto y que intentas mitigar hablando con personas que, en realidad, no te divierten. Te entretienes preocupado por los problemas de los demás para no enfrentarte a los propios y al final hablas con tanta gente que tienes montones de problemas ajenos para analizar. Tu vida ya no es tu vida, aunque quieras creer que sí, que ahora sí haces lo que te da la gana. Vives apoyado en los otros, en las vivencias de los otros, en las alegrías de los otros mientras tu vida pasa en una neutralidad mortífera. Ya casi no recuerdas la última vez que sonreíste de pronto al recordar algo, la última vez que caminaste por la calle con alegría, la última vez que te reíste a carcajadas de ti mismo.
Pasas el tiempo leyendo, jugando videojuegos, revisando Facebook, leyendo las noticias, hablándole a todo el mundo, pidiéndoles que te acompañen a algún lado, a comer, a tomar, a salir, a todos lados. Pidiéndoles que te ayuden a escapar de tus pensamientos y de ti mismo, de la culpa y de la soledades que sientes. A donde vas miras, te ríes de sus chistes, cruzas los brazos, miras con interés. Eres un buen amigo, dicen. Siempre estás ahí, dicen. Es que escuchas porque no tienes de qué hablar y estás ahí para que te entretengan con sus vidas, para olvidarte de los pensamientos que intentas evadir a toda costa.
Al final, estás más solo que nunca y no sabes por qué. Lo intentas todo, pero, cuando ya no tienes nada que te entretenga, sientes una creciente presión en el pecho que te indica que, en el fondo, nada está bien. Y si nada está bien en el fondo, nada nunca estará bien en la superficie. Ahí es cuando utilizas el último recurso, el que siempre funciona, y te echas a dormir. Quién sabe qué soñarás y si en verdad lograrás escapar de la presión en el pecho, pero parece que funciona porque pasa el tiempo sin que te des cuenta y vuelves a entretenerte y a olvidar por un rato.
Lo más triste de todo es que, después de todo este tiempo, ella está en la misma situación que tú.
Cada vez se me ocurren más y más historias y sentimientos random. Debería hacerles su propia etiqueta.
La imagen es de aquí.
Pasas el tiempo leyendo, jugando videojuegos, revisando Facebook, leyendo las noticias, hablándole a todo el mundo, pidiéndoles que te acompañen a algún lado, a comer, a tomar, a salir, a todos lados. Pidiéndoles que te ayuden a escapar de tus pensamientos y de ti mismo, de la culpa y de la soledades que sientes. A donde vas miras, te ríes de sus chistes, cruzas los brazos, miras con interés. Eres un buen amigo, dicen. Siempre estás ahí, dicen. Es que escuchas porque no tienes de qué hablar y estás ahí para que te entretengan con sus vidas, para olvidarte de los pensamientos que intentas evadir a toda costa.
Al final, estás más solo que nunca y no sabes por qué. Lo intentas todo, pero, cuando ya no tienes nada que te entretenga, sientes una creciente presión en el pecho que te indica que, en el fondo, nada está bien. Y si nada está bien en el fondo, nada nunca estará bien en la superficie. Ahí es cuando utilizas el último recurso, el que siempre funciona, y te echas a dormir. Quién sabe qué soñarás y si en verdad lograrás escapar de la presión en el pecho, pero parece que funciona porque pasa el tiempo sin que te des cuenta y vuelves a entretenerte y a olvidar por un rato.
Lo más triste de todo es que, después de todo este tiempo, ella está en la misma situación que tú.
Cada vez se me ocurren más y más historias y sentimientos random. Debería hacerles su propia etiqueta.
La imagen es de aquí.
2 comentarios:
Caminas desolado por la calle, viendo los carros y la gente pasar, pensando que en cada esquina o cada carro que pasa lo vas a encontrar. Pasas "accidentalmente" por lugares que él frecuenta, esperando...Tienes razón, esa vida ya no es la tuya, porque dejas de ser tú por completo, tu obsesión comienza a tomar cada uno de tus pensamientos y estos de tu mente.
Lo peor viene en las noche con la oscuridad, cuando la luz se apaga y cierran la puerta, estas sola mirando tu costado, esperando...Sientes el vacío, como algo profundo en tu pecho que te hace buscar, añorar y pensar que tienes que llenarlo con algo. Luego viene la ansiedad y la desesperación, pero esos son otros extremos a los ue solo llegan los locos. Pero espera, te das cuenta de que igual llegan y que has caído hondo. Qué puedes hacer, sino te queda mas que la almohada para llenar el espacio marcado de tu costado o satisfacer tus necesidades de abrazar..lo.
Es necesario hacer todo lo que haces para evitar que llegue la noche y sentirte igual? Esa presión en el pecho seguirá existiendo para siempre? y es que es difícil, porque una vez que ha estado llena, repleta y rebozando de amor; cuando ya no hay nada el espacio antes rebozante siegue teniendo el mismo volumen y es más difícil de llenar.
Ves no eres la única en ese hueco, hay personas iguales o más hondas. Cuando quieras sentir companía, aquellas que sientes igual que tú son la mejor luz o simplemente un camino de piedras hacia lo más hondo. Cómo saber qué hacer? Bueno, seguir respirando, caminando y tratar de caminar distraída para eitar darte cuenta que estas esperando que el carro que pasa sea el suyo y que pare para verte.
Esta bien probablemente haya exagerado con lo del carro, aunque me ha pasado. Bueno a veces solo esperas una señal que te diga y te orienta a saber si lo que haces es correcto... o coordina con tu razon y emocion.
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