miércoles, 1 de agosto de 2012

Entre tú y yo



Entre tú y yo no quedan más que miradas temerosas a lo lejos, de las cuáles escapamos apenas colisionan, y mucho miedo. Miedo de herirnos, miedo de amarnos y miedo de extrañarnos.

Miedo de extrañarnos porque, si lo hacemos, es que aún nos amamos.

Miedo de amarnos porque, si lo hacemos, es que aún podemos herirnos.

Miedo de herirnos porque ya lo hemos hecho antes y el dolor de herirte es más grande que cualquier otro.

Nadie quiere sufrir, es un instinto humano. Entonces corremos, corremos el uno del otro y nos envolvemos en brazos distintos y aceptamos miradas de otros mientras nos miramos de lejos. Corremos y escapamos de las pupilas del otro, de los ojos inundados, volteamos la cara. 

Nos encontramos en un pasadizo, rozamos miradas, abres la boca, parece como si quisieras decir algo, sé que no es lo que quiero escuchar, tus ojos me dicen que tienes miedo, me da pánico, hago como que te ignoro o te odio (nada más alejado de la verdad) y salgo corriendo. Corriendo, siempre corriendo.

Entre tú y yo queda un espacio vacío enorme, un espacio vacío que no se llena porque nuestros miedos no nos dejan llenarlo. Ese espacio se queda vacío porque tenemos miedo de que todos los sentimientos salgan y lo llenen.

Entre tú y yo quedan tantas promesas, flotando en el aire, esparciéndose y difuminándose, llegando a otras manos.

Entre tú y yo quedan mil recuerdos. Recuerdos que ni tú ni yo podemos olvidar.


Confío en que si sigo escribiendo, éste peso que cargo siempre desde hace tanto tiempo se irá levantando.
La imagen es de aquí.

2 comentarios:

Omar M. Yóplac dijo...

Escribes como hablas, y viceversa. Y así debe ser.

Por cierto, poquita gente hace lo de dejar el link y la fuente de la imagen. Buen detalle.

¡Saludos!

Lele dijo...

Me encontraste y ahora yo también te encontré! Qué miedo!
Gracias!

P.S. Prepárate, te leeré.