jueves, 15 de julio de 2010

Libre...?

Mucho tiempo libre. Pensé que jamás diría algo así en mi vida, que es un mito de los cerebritos y de los matemáticos pero debo admitir que en este preciso momento tengo demasiado tiempo libre. Y lo peor de todo, lo que jamás diría si no fuera completamente cierto... Me aburro.

Mis primeras vacaciones como universitaria acaban de empezar y yo me aburro. Estoy en mi casa y no tengo nada que hacer. Bueno, estoy en la computadora pero no quiero tenerla prendida demasiado tiempo porque me hace sentir mal con el medio ambiente y con la cuenta de electricidad que le llegará a mi madre luego. Y pasa lo mismo con la televisión. Y luego quiero limpiar las paredes de mi cuarto pero me canso. Y quiero salir con mis amigas pero no me puedo contactar con ellas o viven muy lejos o no sé donde están. Brillante, tengo todas las excusas del mundo para no tener que decir: "Me siento demasiado misia y miserable en mi soledad".

La verdad es que sí he salido. Es más, me desaparecí dos días y me fui a Villa y a visitar el colegio y a mi gente de por allá. Y parasité a las gemelas dos días seguidos y patiné después de años y me caí. De hecho, fue demasiado gracioso cuando saludé a Crisje en el colegio y de la nada me dí cuenta que tenía como mil ojos sobre mí y que todo el mundo me estaba mirando. Ahí estaban los pequeños pigmeos de primero o los chibolos de tercero o no-sé-quienes-son-pero-todos-los-demás. Todos me estaban mirando fijamente como pensando: "¡Miren a la invasora! ¡Miren sus lentes morados y su no-uniforme!". La verdad es que fue muy gracioso. Escuché el comentario de "¡me encantan tus lentes!" como cinco veces y ví las miradas de "¡oh, por dios pero que lentes tan horribles!" en cada otra persona que no hizo el comentario mencionado antes. Y es que me he dado cuenta que la gente no me mira a mi... Mira mis lentes. No los culpo, por supuesto. Es decir... Mis lentes sí son grandes y morados. De eso no hay duda.

Ahhhh, ¡me aburro! Y mi aburrición me hace darme cuenta que estoy sola cual el solitario George, esa tortuga Galápagos que es la última y está solita, ustedes saben. Estoy sola y abandonada en este mundo triste y cruel. Ok, mucho melodrama. El punto es que estoy sola. Sola en el sentido de no-tengo-el-enamorado-churro-que-estoy-buscando. Y sí, quiero un enamorado churro porque sino mi mamá se molesta. Dice que ya he tenido suficiente fealdad de por vida y espero que no se refiera a mi cara, aunque igual ya sé a que se refiere. Es que no quiero un enamorado. Es decir, sí quiero un enamorado pero quiero a mi enamorado. No sé si me entienden. Quiero a mi persona increíble, perfecta, super amazing. Quiero a esa persona que yo quiero. Y a la vez no lo quiero porque quiero que sea quien yo quiero como quiero que me quiera pero al mismo tiempo quiero que sea quien yo quiero sin querer que sea otra persona como lo quiero. ¿Me entienden? Pero qué complicadas son las relaciones interpersonales...

Ya me aburrí de escribir. Ahora tengo hambre.

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