A veces pierdo la fe en el mundo. A veces regresan los días tristes por unas horas, buscando destruirme. Entonces, miro hacia adelante y no veo nada, nada en el futuro me llama la atención, todo lo bueno me parece imposible. Entonces, el mundo es malo, es cruel, es injusto y yo no valgo nada y no puedo hacer nada para cambiarlo. Nada, nada, nada. Todo es nada. Parece que todo se hundiera en un profundo hoyo negro. Las luces no parecen brillar, todo es gris, aburrido. En esos momentos no valgo nada y nada vale la pena luchar. Se siente como si todo lo bueno terminará y que no vale la pena luchar para que no lo haga. Me siento cansada, agotada del mundo, agotada de vivir.
Es imposible que alguien me quiera cuando estoy así. Me pesa todo el cuerpo, no tengo fuerzas para moverme, ni siquiera para sonreír. Es como si todo el peso del mundo me chocara de repente y mi cuerpo no pudiera soportarlo. Entonces parezco triste, pero no lo estoy, solo estoy inmensamente cansada. Nadie podría quererme en ese estado. Me gana el pesimismo, parece como si el futuro no traerá nada bueno y que todo simplemente irá en picada y cualquier esperanza que tuve antes era pura ilusión vacía. Nadie podría quererme en momentos como ese, más bien se alejarían, molestos por mis ojos perdidos y mi falta de fuerza. Pero pronto me dí cuenta que ese "nadie" es Dante.
Me sorprendió su apoyo, su tolerancia, su cariño y su inagotable paciencia. Me sorprendió que no me dijera cosas como: "Vete a dormir y se te pasará" o "Estás exagerando". Fue una agradable sorpresa el saber que, inconscientemente, elegí a alguien con el temple para hacerme sonreír cuando ni siquiera quiero respirar. Porque es así, a veces no quiero respirar, a veces me siento demasiado cansada de la vida como para hacer el esfuerzo de permitir que ingrese aire a mis pulmones. Sin embargo, tengo a Dante. Nunca antes alguien había intentado sacarme de mi pesimismo así. No me reprimió o intentó torcer mi manera de pensar, sólo estuvo ahí conmigo recordándome que está ahí para mí. No sé cómo lo hizo pero en menos de una hora yo ya estaba sonriendo y riéndome y no sé qué pasó pero en un momento estaba desesperanzada y luego poco a poco sentía que el mundo no era tan gris y que regresaba la fe en el futuro. No sé que hizo pero se lo agradezco mucho.
Es así, algunas de mis amigas dicen que somos melosos, otros no saben/no opinan pero al final yo supongo que lo trato como él quiere que lo trate y cómo él merece que lo traten... Con excepciones, por supuesto. Es decir, yo supongo que nadie más que nosotros dos vemos realmente lo que sucede minuto a minuto en nuestra relación... ¡y eso! Yo no sé qué piensa él y él no sabe lo que yo pienso. Pero regresando a lo visible, hay momentos en los que estamos abrazados felices y momentos en los que lo largo por no haberse bañado dos días después de una construcción. Hay momentos en los que estoy contenta con él y momentos en los que me molesto. Hay momentos lovey-dovey como momentos chongueros. Es así, hay de todo en esta vida y me gusta cómo está. En verdad Dante es el mejor enamorado del mundo. Aunque es mala onda por momentos y se pasa de cochino, es demasiado lindo el 90% del tiempo. Se preocupa por mí todo el día, me trae jugo de naranja cuando tengo que tomar líquido, me prepara manzanilla, me recoge de la universidad, me acompaña, me obliga a estudiar... En fin, es el mejor de todos.
Además, es demasiado bonito tener a alguien abismalmente diferente con quien compartir todas éstas situaciones universitarias por las que paso. En especial porque Dante se esfuerza por escucharme y entenderme. Nadie se sorprende por mis limitados conocimientos sobre química, matemáticas o biología, o en todo caso no me quieren escuchar hablando sobre el trabajo que presenté o lo que aprendí en clases hoy. Excepto Dante. Debe ser porque él estudia Lite y no escucha nada "científico" desde que estaba en primer año cuando tuvo que tomar Mate I por estudios generales y aunque estoy convencida que le aburre el tener que escuchar mis descripciones sobre la respiración o tener que escuchar sobre las reacciones de los alcoholes, igual me escucha, me pregunta y me hace sentir inteligente. Es demasiado divertido explicarle sobre el ADN mitocondrial y los procesos de migración y verlo interesadísimo en el tema a pesar que estoy convencida que habían muchos términos que no había aclarado. Es demasiado bonito escuchar canciones de Calamaro y Alejandro Sanz y cantar en la sala. Es demasiado bonito tener a alguien que te acompañe en tus mejores y en tus peores momentos. Es demasiado divertido tener a alguien con quién preparar mezclas extrañas o con quién preparar postres que siempre van a estar "demasiado ricos" para él.
El otro día estaba con Dante acá en mi casa y al abrir mi blog le dije: "Quiero escribir, sólo no sé qué". Entonces él me dijo: "Escribe sobre cualquier cosa". Le dije: "Escribiré sobre ti". Aquí estoy yo escribiendo sobre él, espero haber captado por lo menos un 20% de lo increíble que es tenerlo cerca.