lunes, 30 de julio de 2012

1 am



Era una de esas reuniones en las que sabías que podía aparecer, y casi esperabas que lo hiciera, pero a la vez esperabas que esa noche no doliera tanto como tantas otras noches de reuniones como esa. Llegaste casi temprano y acompañado, cuándo no. Te serviste un vaso, un vodka, todo tranquilo. Conversaste casi ignorando el trago en tu mano derecha y tu mano izquierda en el bolsillo. Todo tranquilo, tal vez ésta noche no aparezca, tal vez ese pensamiento te hizo sentir más tranquilo.

De pronto la viste entrar por la puerta, también acompañada y por ese pata que ya te está empezando a molestar. Se le ve contenta, está arreglada, les sonríe a todos, los saluda. A todos menos a ti, por supuesto. Recuerdas que tienes el trago en la mano y mientras ella se sirve uno, tú secas tu vaso. "Nada saldrá mal, no. Todo seguirá tranquilo", repites en tu mente mientras la miras de reojo e intentas mantener la ilación a la conversación que mantenías.

La noche sigue, todos conversan, pasan los temas como pasa el alcohol. La ves tomarse algunos vasos, tú haces lo mismo. Se mantienen distanciados, tú en tu pequeño grupo y ella en el suyo. Ambos se ríen por separado. Te molesta que haya venido, ya no puedes estar tranquilo. Ahora estás incómodo y estás siempre atento a ver si hace alguna barbaridad.

La noche va pasando así cuando te encuentras caminando, levantas la vista y ella viene en la otra dirección. Al pasar, sientes que sus dedos rozan los tuyos, la miras a los ojos y te hace un casi imperceptible atisbo de un gesto con la cabeza mientras sus labios deletrean: "Ven". Te detienes un momento, confundido y volteas a verla desaparecer doblando a la izquierda y dentro de un corredor. Dudando, la sigues.

La encuentras en un cuarto mirando sus manos, sentada sobre la cama con la lámpara sobre la mesa de noche prendida. Levanta la vista, te ve y sus labios forman una pequeña sonrisa. Sonreíste con maldad y, sin decir una palabra y alentado por el alcohol, te lanzaste inmediatamente a besarla. La tomaste de la cintura y, aún besándola, la inclinaste sobre la cama. De pronto, la sentiste cortar el beso y alejarse de ti para mirarte a los ojos con una sonrisa casi burlona, como si te hubiera descubierto.

"Quieres hacer que sea una puta en tus ojos. Quieres hacer lo que sea para que me veas como lo que nunca pensaste que era. Quieres eliminar ese último respeto que tienes por mí. Quieres odiarme."

Sus palabras te sorprendieron y escrutaste en sus ojos vestigios de alcohol para así creer que hablaba tonterías inventadas. Sus ojos parecían tan seguros como siempre y te asustaste.

"Quieres pensar, bajo cualquier circunstancia, que no valgo la pena que me extrañes o que no me olvides, que estés siempre atento a lo que hago. Quieres odiarme de una vez para sentir, de verdad, que te has librado.

Lo peor es que eliges ignorar que, si te dejara hacer esto, es porque estoy atontada por lo mucho que te quiero y esto no pasaría con nadie más que tú. Eliges pensar que estoy borracha y que dejaría que cualquiera se aproveche de mí. Eliges creer que te traje a este cuarto para esto cuando yo solo quería hablar.

Lo más triste es que parece como si en verdad me desearas, como si en verdad me buscaras, como si en verdad me esperaras; pero crees que ya no deberías. Ya me hiciste tanto daño y todos ya están tan cansados y ya hemos hecho tal escándalo que no tendríamos el apoyo de nadie, y lo sabes. Sabes, también, que tú quieres algo que cambió hace mucho tiempo y que no regresará nunca de la misma manera. Quieres recuperarlo, pero sabes que tus esfuerzos nunca serán recompensados exactamente con lo mismo, así que te entercas.

Tal vez lo que es realmente triste es que eres un cobarde, y yo también lo soy."

Viste tanta tristeza y tanto amor en sus ojos y en su media sonrisa y a la vez sentiste tanta verdad que la soltaste, te levantaste y te fuiste corriendo. Cerrando la puerta de ese cuarto, de esa casa, del taxi, de tu casa, de tu cuarto, de tu baño, y te pusiste a llorar frente al espejo.


Estuve a punto de dormir y me despertó la necesidad de escribir. Lo que a uno se le ocurre cuando cierra los ojos y todo está oscuro.
La imagen es de aquí.

No hay comentarios: