miércoles, 11 de agosto de 2010

Construcción masiva



Mis queridos, lindos, preciosos amigos de UTPMP Perú se fueron ayer en la noche a sus respectivos colegios para la construcción masiva. Para muchos esto no tendrá mucho sentido o no sonará tan emocionante como lo es para mi. Déjenme explicar: la construcción masiva es la construcción masiva... es la masiva. En mi primera construcción, que fue de escolares, construímos... ¿Qué? ¿Doce casas? En la de Semana Santa construímos treinta y seis casas. En esta masiva se construirán ciento treinta casas. Alucinen la magnitud. Son cientos de voluntarios, más de cien familias... Son cientos de personas, todas enfocando su energía y sus ganas durante cinco días persiguiendo el mismo sueño: erradicar la pobreza extrema. Y yo no estoy formando parte de ellos.

No me malentiendan, no estoy llorando en una esquina pero admito que me sentí muy mal cada vez que tenía que decir: "No voy a construir esta vez". No saben lo horribles que se han vuelto esas cuatro palabras juntas para mi. Ustedes se preguntarán: "Pero si te morías tanto por ir a construir, ¿por qué no vas?". Ah, ahí es donde radica el gran problema de toda esta situación... ¿Por qué no voy? La respuesta es simple y a la vez complicada. Si no quisiera aburrirlos con la historia larga tendría que decirles: "Como regresé hecha mierda de la construcción de Semana Santa y al otro día no me pude levantar para ir a clases mi mamá no me dejó ir". Entonces muchos pensarán: "Broder, eres demasiado pusilánime. ¿Cómo dejas que tu madre te controle así? Yo que tú la mandaba a la mierda y me iba a la construcción". Ok, piensen que soy pusilánime, piensen lo que quieran. Pero como este es mi blog y me importa un pito aburrirlos y en verdad me gustaría que entiendan, contaré la historia larga.

Regresé de la construcción de Semana Santa completamente hecha mierda. Estaba insolada, tenía heridas, moretones y me dolía cada centímetro de mi cuerpo... pero obvio, estaba feliz. El problema fue que al otro día tenía clases. Como los profesores pensaron que nos íbamos a echar la gran juerga, nos mandaron largas tareas. Obviamente me zurré y no hice la mayor parte de ellas (¡Oh por Dios, Alejandra no hizo sus tareas! Que importa, nunca las hago). Al día siguiente que regresé me desperté yo bien linda a las 7:30 para ir a clases y me di cuenta que mis brazos pesaban por lo menos dos kilos más y mis piernas, tres. Primera clase del día: Computación. Y un cuerno, nada más inútil. Entonces decidí tirármela para descansar porque al final me importaba un pito (Recordatorio: yo voy para biología, especialización en ecología). En fin, sólo me salteé Computación, sí fui al laboratorio de Mate que me tocaba después. A mi todo esto me pareció muy normal, gran prueba de mi pereza y "para una buena causa". Si tenía que jatear todo el fin de semana que venía para descansar, fresh. Pero obviamente a mi mamá no le hizo ninguna gracia y cuando le dije que quería participar en la masiva me preguntó: "¿Tienes clases al otro día?" "Sí" "Entonces no".

Esa vendría a ser la historia. Ahora, la explicación. Ustedes dirán: "Pero, ¿por qué no le rogaste?, ¿por qué no le prometiste que sí irías a clases al día siguiente? O, en fin, ¿por qué no te rebelaste?". Por supuesto que rogué y por supuesto que prometí que iría a clase al día siguiente pero no funcionó. Verán, comprendo perfectamente el punto de mi mamá. No me encanta, no calza con lo que yo quiero; pero lo comprendo. Mi mamá es madre soltera desde que yo tenía once años y se deshace trabajando como diez horas al día. Tal vez no nos compre Nextels o laptops o Play 3 pero se rompe el lomo trabajando para pagarme una buena educación y yo la admiro por eso. La universidad no es barata, nada es barato. Todo tiene un precio y si no fuera por el esfuerzo de mi mamá mi hermano y yo estaríamos en la calle. Lo único que ella me pide a cambio es que no me meta en problemas y que estudie. Claramente ella ve que regresar de una construcción teniendo clases al otro día afecta mis estudios y no quiere eso. Gasta mucho dinero en mi educación como para que yo rompa el acuerdo tácito que existe. Yo no quiero romperlo por respeto a su esfuerzo. Si tengo que hacer algunos sacrificios como es perderme la construcción masiva, pues bienvenido sea. No me encanta, pero lo acepto. Además, le he causado demasiados problemas durante mis teenage emo mode on years como para ponerme pendeja a los dieciocho años también. No se pasen. De cierta forma siento como si estuviera en deuda con ella por tantas cosas que no me da el tiempo ni el esfuerzo para saldar tantas cuentas; pero lo intento.

Esa es la razón por la cual no estoy yendo a construir con todos mis amigos. Si es que todavía piensan que soy una pusilánime por no rebelarme, be my guest. Claramente nunca se han encontrado en una situación como la mía... o son poco empáticos. Ya será para la próxima construcción que no tenga clases al otro día o para algún ciclo en el que empiece clases a las dos de la tarde los lunes (en la Cayetano estas cosas no suceden así que se descarta esta posibilidad). Amo la labor de UTPMP y quiero seguir persiguiendo el sueño de erradicar la pobreza extrema pero, lamentablemente, esta vez no podrá ser. Por el momento les deseo la mejor de las suertes a cada uno de los voluntarios que participan en esta construcción y espero que cuando regresen me cuenten como les fue... y exageren.

P.d. Los voy a extrañar como mierda.

4 comentarios:

M. dijo...

Uhh, no me enteré de la construcción. Igual tengo cosas de la UNALM estos días pero me encantaría ir pronto.
A la próxima VAMOS jaja

Lele dijo...

ahahahah Vestaaa cachimba de la UNALM :)
Para la proxima construccion hago un post publicandola aca con tiempo y si la hacemos!

Anónimo dijo...

le he causado demasiados problemas durante mis teenage emo mode on years como para ponerme pendeja a los dieciocho años también


jajajajajajajajaja que linda eres

ale cisne

Anónimo dijo...

EXAGEREN
"cuéntame todo y exagera"
te gustó la frase al final :)